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Hoy las industrias del ocio, para bien y para mal, son las protagonistas de la dinámica macroeconómica occidental. Las tecnologías de la comunicación, estimulados por las tecnologías de punta, han tenido en las últimas décadas desarrollos inimaginables: receptores miniaturizados y ubicuos, frecuencia modulada, alta fidelidad, estereofonía, que han promovido tanto el aislamiento de millones de individuo, en sus casas  y automóviles, como su cálida socialización en espacios oscuros. Una perversión clandestina que debería ser objeto de represión policial, ha entrado en nuestras costumbres públicas y respetables; el placer morboso de la audiencia televisiva, la fruición y la vivencia de los espectadores de hoy no son distintas a las de los espectadores del Coliseo romano. Se reflexiona en este ensayo en torno a la cultura del espectáculo, cultura de consumo, cultura del consumo erótico.

Pedro Alzuru, Universidad de Los Andes

Profesor de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes (Mérida)
Alzuru, P. (2010). El mercado globalizado del deseo. Anuario Electrónico De Estudios En Comunicación Social "Disertaciones", 3(1), 19–35. Recuperado a partir de https://revistas.urosario.edu.co/index.php/disertaciones/article/view/3936

Gubern, R. (2000). El eros electrónico. Madrid: Taurus.

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