La amenaza intratable: El terrorismo y el nuevo orden estratégico global
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El autor establece un marco conceptual para el tratamiento del problema del terrorismo internacional en el mundo contemporáneo. Comienza con consideraciones sobre la "crisis permanente" como característica del sistema global, y sobre la capacidad de cada Estado para regular crisis y conflictos y para atender emergencias políticas complejas. Continúa analizando la operatividad de los programas de operación y respuesta frente a tales amenazas. Introduce algunas consideraciones que considera apropiadas para el manejo de crisis y para las fases posteriores a las mismas, incluyendo los temas de legitimidad interna y externa. Finalmente, consigna algunas consideraciones sobre la evolución del balance estratégico global.
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Abbott, t
Adams,James (2001),"Virtual defense", en Foreign Affairs(V ol. 80, No. 3, May.-Jun.).
Almaraz, José (l 998), "Bases para una discusión sobre subpolíti ca'', ponencia para el Primer Con greso 1nternacional de Administración Pública, Bogotá, Escuela Superior de Administración Pública, noviembre de l998. De acuerdo con Beck y Giddens (cfr.), Almaraz sostiene que rará [en el "orden cardinal'', podría decirse] gran parte del pensamien to y de la acción, pues será necesa r io responde r al retorno de la incertidumbre y abarcará todo lo relativo a la relación entre el cono
cimiento v el riesgo. Absolverá las preguntas inevitables y normativas acerca de cómo queremos vivir. Atenderá a la tensión entre racio nalidad técnica y racionalidad so cial, de manera que la primera no sea vacía sin la segunda, y ésta no sea ciega sin la primera. Hará pa tente la unión entre naturaleza y sociedad. Regulará las nuevas fron teras de la investigación biológica y genética. Promoverá el gran pro blema de la emancipación de la tec nología".
Axworthy, Lloyd (2001), "Hu man security and global governan ce: putting people first", en Global Governance(Vol. 7, No. l , Ene.-Mar.), Acuns and United Nations Universi ty, Boulder.
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Ballard, John A. & McDowell, Aliecia J. (1 991 ), "Hate and combat behavior", en Armed Forces & Socie ty (Vol. 1 7, No. 2). Tras presentar la polémica del odio como "parte del armamento emocional necesario para ganar las guerras modernas" y el odio como "actitud errática que no es fuente capital de la motivación de combate", los autores constatan que el nivel de este fenómeno en el sol dado americano durante la Segunda Guerra Mundial no fue alto en com paración con el de otros ejércitos, y plantean un interesante debate acerca de las ventajas y desventajas que
adoctrinar el odio o ignorarlo en el entrenamiento de tropas. En sínte sis, se observa que el odio no pue de ser untabú dentro de laformación del combatiente, sobre todo por que los adversarios entrenan en él a sus huestes contra las democra cias; pero no puede ser el distintivo en la educación de las fuerzas ar madas pues otras fuentes de cohe sión parecen más poderosas al momento de estudiar el desempe ño exitoso en combate. En otras palabras, la mentalidad combatien te encargada de preservar el "or den cardinal" no tiene al odio como guía sino a la convicción de que los valores de la libertad y la diversi dad, propios de ese orden, deben ser protegidos ya que no sólo cons tituyen el pilar filosófico de su siste ma de vida sino que son poderosas e inspiradoras motivaciones estra tégicas.
Barth Eide, Espen (2001), "Las operaciones de manteni miento de la paz: pasado y presente", en Re vistade la OTAN. Laaseveración que se hace en este párrafo, no debe entenderse como un menosprecio hacia las operaciones relacionadas con el desarrollo social. Por el con trario, esta relación ha quedado perfectamente establecida en pá ginas anteriores. Lo que sí se sugie re es que un enfoque simplemente humanitario no es suficiente. El asis tencialismo, previo, durante, o pos terior al manejo d e crisi s, no es suficiente en sí mismo. Barth Eide, por ejemplo, ha concluido que "la tarea primordial para asegurar la paz hoy es ayudar a la complejas transformación política v social de las sociedades destrozadas por la guerra. El fomento de la paz en su conjunto no solamente debe afron tar los problemas militares y humanitarios más inmediatos, sino tam bién las tareas a largo plazo de la ca·nstrucción de la estructura del Es tado, la reforma del sector de la se guridad, el fortalecimiento de la sociedad civil y la promoción de la relntegración socia.!".
Battistella, Darlo (1998), "Gue rres et conflits dans l 'aprés-g uerre froide'', compilación del No. 799-800 de Problémes Politiques et Sociaux, Pads ..
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Beck, Ulrich (1997), "De una teoría critica de l a sociedad a u na teoda de l a autocrítica socia", eri Diálogo Científico(VoL 6, No. 1), Ins tituto de Colaboración Científica, Tübingen. os aportes de Beck son clave para ampliar el debate en tor no a la figura 1 " Él hace un razona miento fundamenta que es, en realidad, un comentario a una con sideración de Luhmann (1 991, Vers tdndigung iiber risiken und gefahren
-"Entendimiento sobre riesgos y
peligros"-,en Die Po/itische Meinung
-La opinión política-: 88, 91), De cía uhmann: "puede ser correcto que el peligro procedente de una nueva planta de energía atómica en una vecindad no sea mayor que e! riesgo de conducir adicionalmente tres kilómetros por año. Pero,¿aquién ha de impresionar esta argumenta ción? La perspectiva de que se pre senten catástrofesconstituye un límite para el cálculo" Esto no se lo quiere de ninguna manera, aunque sea extremadamente improbable. Pero, ¿dónde se encuentra el dintel para las catástrofes a partir del cual no convencen los cálculos cualitativos? Evidentemente, esta pregunta no se puede responder con independencia de otra variable, que tiene un papel distinto en el caso de los pobres que en el de los ricos, en el de l as personas dependientes que en el de las independientes ,,, a pregunta realmente interesante es !a slguiente: ¿qué es lo que cuenta como catástrofe? Y ésta es, presumible mente, una pregunta que habrá de ser respondida en forma d isti nta por los decísores y por los involucrados" .
A lo cual, Beck replicaba: "pue de ser, pero se descuida y descono ce lamedidaen cierta forma sistémica de ta racionalidad económica de jos seguros. La sociedad de rlesgo es la sociedad que ha sido desaseg u rada, en i a q ue !a protecci ón del
seguro dísrninuye con la magntud dei peligro, "v esto en e rned o histórico del 'Estado providenc¡a' que
abarca todos los dominios vita es"
{Francois Ewald), y de ia socledad que busca un seguro totalº Rec¡én, estos dos elementos: la sociedad desasegurada, y la del seguro total, otorqan su fuerza política --por no decir su carácter explosivo-- a 1a sociedad de riesgo".
El "orden cardinal" es el de una sociedad de riesgo y su ¡der.t dad reside, justamente, en ese "ca rácter explosivo". la extrapolaciólíl entre sociedad desasegurada/seguro total es, rea1ment . ia que ofrece una idea clara del "orden cardililal" como orden basado en el peligro latente/manifiesto de catástrofe. Catástrofe que no tiene por qué ser la nuclear (estratégica). Más bien, catástrofe procedente de asimetdas que borran cualquier noción clara de soberanía, de autonomía, de 111- terés nacional, de interdependelílcia, de normatividad (las expectati vas de l
Catástrofes que se miden en términos celulares (redes mínimas pero sumamente extensas y com plejas), en cualquiertiempo y lugar: dos torres que se desploman, su ponen toda una catástrofe global. Para muchos serbios en Kosovo, el bombardeo de laOTANen l999 sobre l
Finalmente, ia noción de ca tástrofe, tanto en el plano horizon tal, como en el vertical, es ahora mucho más clara, generalizada y abierta. Es más nítida, tanto en lo político (diplomático) como en lo individual (lo emocional) para en tender el "orden cardinal'', un or den, precisamente, de "carácter explosivo".
Bellamy, Chris (2001), "Una combinación de coraje y compasión", en Revista de la OTAN. Sin duda, a lalabor de ayuda al desarrollo siempre habrá que agregarle un componen te de fuerza v reforzamiento para que se consiga el objetivo de esta bilización relativa. De acuerdo con Bellamy, "la experiencia extraída de las operaciones (de paz) realizadas durante la década pasada demues tra que las fuerzas que solamente se ocupan del mantenimiento de la paz y tareas similares -una es.pe cie de gendarmería- no se ganan el respeto de la gente con la que tienen que tratar. Los más eficaces son los que están instruidos y equi pados como soldados profesiona les, pero mantienen el contacto con la población local".
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Bower, Joseph l. & Christen sen, Clayton M. (1995), 'Tecnologías perturbadoras . Coger la ola", en "Gestión de la incertidumbre", Har vard Business Revíew, Deusto, Bil bao, 1 999. Los autores plantean un debate estratégico de particular importancia: ¿A qué se debe que las grandes empresas [las grandes potencias, podría decirse] inviertan agresivamente, y con acierto, en las tecnologías necesarias paraconservar a sus clientes actuales [inviertan en seguridad y defensa de tal forma que garanti zan su superioridad convencional y nuclear] y, sin em bargo, sean incapaces de hacer al gunas otras inversiones tecnológicas que exigirán los clientes del futuro? [¿y, no obstante, sean incapaces de innovar estratégicamente de tal manera que puedan responder satisfactoriamente a las amenazas asimétricas e "intratables" que ca racterizan el nuevo"orden cardinal"?}. Ellos denominan a esas nuevas tec nologías que irrumpen en el esce nario desvertebrando a las grandes empresas, tecnologías perturbado· ras,que, en definitiva, son realmen te "tecnologías innovadoras". Para evaluarlas, ellos sugieren el siguiente gráfico (Figura A).
Brecher, Michael (1993), Cri sis in world politics. Theory & rea/i ty, Pergamon Press, Oxford. Al ser un estudio sobre las amenazas asi métricas y su tratamiento en el or den cardinal, el presente trabajo se vale de un episodio crítico (los aten tados del 1 1 de septiembre de 200 l) y, metodológicamente, hace un se guimiento de ese problema especí fico basándose en Brechery su modelo unificado de crisis que se fundamenta en cuatro "fases" y "períodos". En consecuencia, el autor identifica cua tro fases: arranque / escalada / des escalada/ impacto; y cuatro períodos: pre-crisis / crisis propiamente di cha / final de la crisis / post-crisis. Entre las fases y los períodos, Bre cher destaca ciertas interacciones: distorsión incipiente / distorsión en la cresta / acomodamiento / inte racciones de no-crisis. Finalmente, él resaltajunto con los períodos al gunas percepciones concretas: es trés creciente al verse amenazados los valores / estrés máximo por ame naza aguda, presión de agotamiento del tiempo y alta probabilidad de que se desate una guerra / estrés decreciente por declinación de la amenaza y / estrés de no crisis re lacionado con los niveles de ame naza por debajo de los que estuvieron relacionados con la crisis propia mente dicha.
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Bush, George W. (200 l),"Dis curso ante el Congreso", jueves 20 de septiembre de 2001 .
Buss, Arnold H. (1969), Psi cologíade laagresión, Troquel, Buenos Aires. Buss presenta la muy perti nente "hipótesis de la víctima pro piciatoria" que cobra particular interés en el estudio del "orden cardinal" y de las "amenazas intratables". De acuerdo con él, "la víctima propicia toria se refiere al desplazamiento de la agresión desde la pauta origi na! hacia otra con menor capacidad para dar la revancha". Al estudiar el desplazamiento de una secuen cia tal, Buss destaca que "la frustra ción [por ejemplo, el atentado contra Washington y Nueva York del 1 1 de septiembre de 2001] conduce a la cólera y a la agresión. Sí el frustra dor está claramente identificado [Ossama Ben Laden], el prejuicio (agresión) sevolverácontraél, amenos que sea muy poderoso [como en efecto lo era]. Si la frustración es imper sonal ["fantasmal", podría decirse en el caso de Ben Laden, quien a pesar de estar identificado, no podía ser ubicado con la misma facilidad con que se ubicaba y se sindicaba al gobierno que le ampa raba], no existe meta identificable alguna contra la cual dirigir la agre sión. En cualquier caso (frustrador poderoso, o ningún frustrador iden tificable), existe una libre instiga ción hacia la agresión. Esta tendencia a agredir debe canalizarse en algu na forma, y lo que se requiere es unametaadecuada, preferentemente una que no pueda vengarse [el ré gimen Talibán, en Afganistán, que protegía a Ben Laden]. En conse cue'ncia, la cólera es desplazada de la fuente original de la frustración a una meta que no es probable que contraataque, es decir, una victima propiciatoria".
Cerroni, Umberto (1986), Po lítica. M étodo, teorías, procesos, sujetos, instituciones y categorías, Siglo XXI, México, 1992. Cerroni sostiene que "en general, nadie está contra la democracia, pero quiere una cie rta democracia. Tal cosa depende del hecho de que históri camente la democracia constituye
i un "paquete" para muchos estratos: hay, en efecto, un estrato liberal que se conforma con !os procedimien tos y con las libertades individuales (las llamadas "reglas deljuego"); hay otro más estrictamente "democráti co" que se apoya en ei énfasis sobre la soberanía popular, y hay un ter cero sobresaliente en la tradición socialista que se basa en la igual dad de las condiciones de ejercicio y participación".
Chase, Robert; Hill, Emíly & Kennedy, Paul (1 996), "Estados axiales y estrategia de Estados Unidos", en Política Exterior (No. 5 0, marzo), Madrid.
CICR, Comité Internacional de la Cruz Roja (2001), Conflictos des estructurados, cfr. www.cicr.org. El Comité destaca que "tras un análi sis de varios conflictos relacionados con !a desintegración de las estruc turas del Estado, en los que el CICR y l as organizaciones humanitarias tropezaron con grandes dificultades para actuar y encontrar sus puntos de referencia, se podrían describir así !as princi pales características de estos conflictos internos:
(a) desintegración de los ór ganos del gobierno central, l'l"e ya no es capaz de ejercer sus dere chos y obligaciones sobre su terri torio y su población;
(b) presencia de numerosas facciones armadas; /
(e) control fragmentado del territorio estatal;
(d) desintegración del orden jerárquiC:o en las diferentes faccio nes y en sus miHcias.
Estas características están, en general, estrechamente relaciona das u nas co n otras. Son esenciales y acumulativas: si falta una de ellas,ya no se trataría de un conflicto "des estructurado" en el sentido en que nosotros lo entendemos. Sin em bargo, esas características sólo están reunidas, y pueden, por lo tanto, calificar el conflicto, en una deter· minada fase de las hostilidade s solamente.
Además, otras características, aunque presentes en un conflicto "desestructurado", no son privati vas de ese tipo de conflicto, sino que también se dan en otros con flictos internos. En otras palabras, no se trata de características esen ciales de un conflicto "desestructu rado".
Como características no esen ciales se pueden mencionar las si guientes:
(a) las partes en conflicto eluden su responsabilidad en relación con una reglamentación de uso de la violencia, lo que conlleva, a menu do, violaciones repetidas y graves del derecho internacional humani tario;
(b) el régimen económico de cada facción es, en su mayor parte, autárquico y, _por !o tanto, utiliza ción de bandidaje y criminalización;
(c) posibilidad, para grupos criminales, de aprovecharse del caos para sus propios fines".
Clark, Wesley (2001), "Waging modern war. Bosnia, Kosovo, and the future of combat. Public Affairs", Nueva York. Tal vez unode los aportes más claros al respecto ha sido in· traducido por el general Clark, ex comandante supremo de las fuer· zas de la OTAN, al hablar de que en las nuevas circunstancias loque define el éxito en el combate es una clara correspondencia entre resistencia y persistencia.
Clausewitz, Karlvon (1820 ...),
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Cohen, William S. (1999), "Una Europa y una OTAN más fuertes", en ABC, Madrid, lunes 26 de abril de 1999. Tempranamente, el secreta· rio de Defensa de los Estados Uní· dos expresó que "el terrorismo en todas sus formas manifiestamente malignas -cibernética, química, b'10- lógica y nuclear- está destinado a presentar peligros semejantes a los de la guerra Fría.. Sería absurdo sentarnos dentro de nuestras fron teras y esperar sin más a que estos males alcancen a nuestros ciuCia danos: a que los terroristas ataquen nuestras ciudades, a que suelten en nuestras calles gérmenes mortífe ros, a que e! caos de un l
Cohen, Eliot A. (1996), "A re· volution inwarfare", en Foreign Affairs (Vol. 75, No. 2, Mar.-Abr.).
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Dahl, Robert (1999), La de mocracia: una guía para los ciuda danos, Taurus, Madrid, 2000. Los indicadores de poliarquía que pre sentaDahl son muy precisos: (a) cargos públicos electos, (b) elecciones li bres, imparciales y frecuentes, (c) libertad de expresión, (d) acceso a fuentes alternativas de información,
(e) autonomía de las asociaciones, y (f) ciudadanía inclusiva.
Duroselle,Jean-Baptiste(l 992), Todo imperio perecerá. Teoría so bre las relaciones internacionales, Fondo de Cultura Económica, Méxi co, 1 998. En consonancia con la necesidad de desarrollar una es trategia comprehensiva, Durose lle sostiene, por ejemplo, que "un país conquistado por e l integris mo musulmán (¿Irán, Argelia?), con una poblac ión importante, que c uente en Europa con "cabezas de puente" debidas a la inmigración reciente, podría iniciar un "abra zo" generador de imper ios. A esto se agrega la idea de que el subde sarrollo puede impulsar a pobla c iones enter as a franquear las fronteras. El hambre y la insatis facción conducen a correr riesgos. La masa, en combinación con la guerrilla, puede inundar y parali zar los sistemas de armamento sofisticado. Muchas otras motiva ciones que no conocemos pueden de sencadenar la violencia de ma sas inmensas. Nadie puede resisitlr a los maremoto s ni a los volcanes. Hay razón para temer, en la incertidumbre de los años que vienen, la aparición de terremotos humanos, de erupciones popula res de tipo volcánico, de tornados, de incendios, de desastres. Quizá de ello nacerán imperios, para la dicha y sobre todo para la desdicha de los pueblos. Nacidos en la tormenta, también ellos perecerán algún día".
Eibl-Eibesfeldt, lrenaus(l 984), Guerra y paz. Una visión desde la etología, Salvat, Barcelona, 1987. El autor resulta interesante para com prender la meta de las estrategias dirigidas a manejar y reducir las "amenazas intratables". Setiene, pues, la siguiente gráfica (Figura B).
España (2000 a), Ministerio de Defensa / Secretaría General Técnica, Libro Blanco de la defensa, Madrid, 2000. El LibroBlancoes preciso al estudiar que "diversos focos de inestabilidad ofrecen hoy un pano rama de riesgos e incertidumbres de carácter mu/tidireccional y rnu l tifacético y configuran unasituación ínternacional ciertamente complica da... a inestabilidad es, por tanto, un fenómeno de nuestro tiempo, y un riesgo que es preciso tener muy en cuenta, tanto más porque s us consecuencias, en un escenario glo balizado como el actual, pueden llegar a afectarnos a todos. También es causa de incer tidumbre, ante la posibilidad, sin duda real, de que llegue a desaparecer el clima de confianza, seguridad y cooperación creado en el mundo de las postri merias del siglo XX".
España (2000 b), Presidencia del Gobierno. Directiva de Defensa Nacional 1/2000, Revista Española de Defensa, Ministerio de Defensa de España, Madrid, diciembre., a Directiva es precisa al señalar que el escenario· estratégico actual está caracterizado por "la ausencia de amenaza clara y definida a nuestro territorio y por la aparición, sin em bargo, de riesgos asímétricos, cri sis y conflictos que comprometen la paz, la s eguridad y la estabilidad en muchas regiones del mundo que pueden afectar nuestra propia se guridad y, en consecuencia, reque rir una respuesta".
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