Significados y contribuciones de las prácticas profesionales a la formación de pregrado en psicología*

Meanings and Contributions of Professional Internships in the Training of an Undergraduate Psychologist

Significados e contribuições das práticas profissionais à formação de graduação em psicologia

Catalina Echeverri-Gallo **
Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia

Significados y contribuciones de las prácticas profesionales a la formación de pregrado en psicología*

Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 36, núm. 3, 2018

Universidad del Rosario

Recibido: Marzo 22, 2017

Aceptado: Mayo 22, 2018

Información adicional

Cómo citar este artículo: Echeverri-Gallo, C. (2018). Significados y contribuciones de las prácticas profesionales a la formación de pregrado en psicología. Avances en Psicología Latinoamericana, 36(3), 569-584. DOI: https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/apl/a.5490

Resumen: La psicología ha logrado hacer presencia en la sociedad colombiana en diferentes escenarios con el incremento visible del número de instituciones de educación superior que ofrecen esta formación y de estudiantes que eligen la psicología para desempeñarse laboralmente. Esta investigación buscó comprender los significados que construyeron algunos estudiantes del pregrado en psicología de una universidad privada de la ciudad de Medellín (Colombia) alrededor de sus prácticas profesionales. Desde un diseño cualitativo, se utilizó el método de investigación documental. La muestra estuvo conformada por 335 proyectos elaborados por los estudiantes al inicio de sus prácticas profesionales y 269 informes realizados al finalizarlas. Los resultados indican que las prácticas profesionales son las experiencias formativas más significativas de los estudiantes durante su trayectoria académica, al permitirles adquirir aprendizajes por fuera del aula, articular las teorías con las dinámicas del entorno, y acercarlos al quehacer del psicólogo para la apropiación de su identidad profesional y la posterior inserción laboral. Así, las prácticas profesionales se constituyen en un proceso clave para la formación ética e idónea del psicólogo en la actualidad.

Palabras clave: práctica profesional, psicología, formación profesional superior, educación superior.

Abstract: Psychology has positioned itself in Colombian higher education as evidenced by the increasing number of universities that offer this major and students that choose to make psychology their professional career. The present article seeks to understand the meaning that undergraduate psychology majors in a private university in Medellín (Colombia) constructed with regard to their professional internships. Employing a qualitative design, the proposed research is documental. The sample was taken from 335 undergraduate projects completed at the beginning of the internship and 269 reports completed at the end. The results indicate that the professional practice was the most important educational experience in their undergraduate careers because it allowed them to acquire knowledge outside the classroom, as well as to articulate theory with reality and to approach the real-life work of psychologists. This helps the students form their professional identity and facilitate their insertion in the labor market. Professional internships are a mainstay to the adequate and ethical training of psychologists.

Keywords: Professional internship, psychology, professional training, higher education.

Resumo: A psicologia tem conseguido ter presença na sociedade colombiana em diferentes cenários com o incremento visível do número de Instituições de Educação Superior que oferecem esta formação, e de estudantes que elegem a psicologia para se desempenhar no trabalho. Esta pesquisa buscou compreender os significados que construíram alguns estudantes do curso de graduação em psicologia de uma universidade privada da cidade de Medellín (Colômbia) acerca de seus estágios profissionais. Desde um desenho qualitativo, se utilizou o método de pesquisa documental. A amostra esteve conformada por 335 projetos elaborados pelos estudantes no início de seus estágios profissionais e 269 informes realizados no fim deles. Os resultados indicam que os estágios profissionais são as experiências formativas mais significativas dos estudantes durante a sua trajetória acadêmica, ao permiti-lhes adquirir aprendizagens fora da aula, articular as teorias com as dinâmicas do entorno e aproximá-los às tarefas do psicólogo para a apropriação de sua identidade profissional e a posterior inserção laboral. Os estágios profissionais se constituem em um processo chave para a formação ética e idónea do psicólogo na atualidade.

Palavras-chave: estágio profissional, psicologia, formação profissional superior, educação superior.

El surgimiento de la formación profesional en psicología en Colombia es relativamente reciente, data de 1958 cuando se creó la primera Facultad de Psicología en la Universidad Nacional de Colombia. A partir de entonces, este programa ha tenido una demanda creciente en el país; en los últimos años en Colombia ha habido un incremento de facultades de psicología, con sus respectivos programas de pregrados y posgrados. Mientras que en 1990 se contaba con 16 programas de pregrado en psicología, para el 2001 aumentaron a 78 (Castillo Guzmán & Puche Navarro, 2001), y en la actualidad se cuenta, según el Observatorio de la Calidad de la Educación Superior en Psicología en Colombia (2018), con 135 programas de esta disciplina. El Observatorio Laboral para la Educación en Colombia (2018) muestra que en el 2001 hubo en Colombia 3211 graduados de psicología, incrementándose a 8704 profesionales en el 2016.

Los anteriores datos evidencian que la psicología ha logrado insertarse en la sociedad colombiana en diferentes escenarios de acción laboral y despierta el interés de muchos jóvenes que quieren optar por esta como su opción profesional para el futuro. Sin embargo, eso representa una amenaza con respecto a la saturación del mercado y la disminución de los salarios de los graduados. Uno de los retos que implica esta creciente demanda es la necesidad de evaluar y mejorar la calidad de la formación académica de las universidades para así ofrecer una educación que propicie el ejercicio profesional ético e idóneo que requiere el país.

La práctica profesional es un escenario donde confluye la relación entre la universidad y el mundo laboral; allí, los estudiantes que aspiran a obtener un título de educación superior comienzan la construcción de su trayectoria para su futura inserción profesional. Para Zabalza (2003), la práctica es un periodo de formación que tienen los estudiantes en contextos propios de la profesión, insertos en escenarios de trabajo reales. Las universidades reconocen la necesidad de enfrentar al estudiante con los problemas concretos de su profesión, y, por ello, casi todos los planes de estudio han incorporado diversas modalidades de práctica, en las que se requiere desplegar los conocimientos, las habilidades y las destrezas adquiridas durante la formación.

En la revisión de antecedentes se encontró que el interés por reflexionar sobre las prácticas profesionales como elemento esencial en la formación del psicólogo en el pregrado no es un asunto de estudio reciente en otros países, pero sí es escaso en la literatura científica e incipiente en nuestro contexto colombiano. Wolfgang (1976), por ejemplo, destacó la relevancia de acompañar el aprendizaje obtenido por los estudiantes de psicología en los salones de clase con los aprendizajes experienciales que proporciona la práctica en una agencia o institución, proceso que debe ser supervisado por docentes con trayectoria y un perfil apropiado para este propósito. Para Wolfgang, el proceso de supervisión, aunque es una guía fundamental para que el estudiante pueda conducirse de manera más segura y hábil en su quehacer, carece de reflexión y consideración dentro de los programas de formación.

En el caso de Colombia, son escasas las investigaciones en esta dirección, entre las cuales se encuentra la realizada por Bastidas-Bilbao y Velásquez (2016), en la que subrayan la importancia de la supervisión en la formación de psicólogos, al ser las prácticas profesionales, en muchas ocasiones, las únicas experiencias que llevan a cabo los estudiantes en contextos reales, de manera que estas les permiten empoderarse de su rol y desarrollar las competencias requeridas para un desempeño profesional con calidad.

Algunas investigaciones realizadas en el ámbito internacional ofrecen conceptualizaciones y hallazgos útiles para repensar el valor formativo de los escenarios de práctica en psicología. En México, Rodríguez y Seda (2013) examinaron los significados que 34 estudiantes dieron a sus prácticas en contextos profesionales y concluyeron que estas son un proceso de formación situado, contextualizado y orientado que les permite a los estudiantes participar en comunidades de profesionales e interactuar con poblaciones a las que se dirige su trabajo, para la interiorización de saberes, actitudes, normas y roles propios de la profesión, elementos que les posibilitan, al terminar su formación, asumir una identidad profesional, desempeñar un nuevo rol en la sociedad y perfilar el tipo de psicólogo que desean ser. Ramírez Ramírez (2016), también en México, investigó los diferentes dilemas y tensiones que 15 estudiantes de psicología vivenciaron en su transición de las aulas universitarias a sus prácticas preprofesionales en el sector educativo; entre ellas, encontraron que este tránsito les implica reconstruir las identidades, los conocimientos y las habilidades que adquirieron en la universidad en su encuentro con los escenarios reales, lo que los lleva a desplegar nuevas formas de asumirse y participar como psicólogos. Las tensiones y los dilemas fueron sorteados a partir de recursos mediacionales con sus pares y docentes, materiales de trabajo y observación de otros profesionales.

Por otra parte, en Argentina, Benatuil y Laurito (2015) indagaron con 41 estudiantes de psicología el rol que le otorgaron a sus prácticas supervisadas para la formación en competencias profesionales. Cerca del 90 % consideró que las prácticas le permitieron articular la teoría con el quehacer del psicólogo, vivenciar diferentes roles profesionales para elegir o afianzar su elección vocacional y adquirir nuevas competencias para su mejor inserción laboral. En este mismo país, Castagno y Fornasari (2013) analizaron 33 autobiografías de practicantes de psicología ubicados en el contexto educativo y destacaron tres momentos claves en la construcción de su identidad como psicólogos educacionales: el descubrimiento de la profesión, el encuentro con el campo educativo y la experiencia en el contexto específico. Estos aspectos marcaron un antes y un después en la forma como asumieron su identidad profesional y se habilitaron para el ejercicio profesional cercano.

En Colombia, las prácticas profesionales en psicología hacen parte de todos los planes de estudio; generalmente se desarrollan en los últimos dos o tres semestres de la carrera (Castillo Guzmán & Puche Navarro, 2001). De la normativa que rige los programas conviene destacar el Decreto 1527 del 2002, que establece los estándares mínimos para la formación del psicólogo en Colombia, y la Resolución 3461, que define las características específicas de calidad para los programas; ambas normas establecen que la práctica profesional es un requisito para la formación de calidad del psicólogo en Colombia y debe ser supervisada por psicólogos especializados en cada uno de los núcleos y dominios profesionales.

Algunos estudios sobre la educación universitaria en psicología en Colombia (Peña Correal, 1993; Castillo Guzmán & Puche Navarro, 2001; Robledo Gómez, 2007; Torres Escobar, 2011) se han centrado en caracterizar tanto los recorridos históricos de los modelos de formación de las universidades, sus problemas y retos, como los contenidos de los planes de estudio, sin embargo, no ahondan en el papel que cumplen las prácticas profesionales en la formación del psicólogo en Colombia.

Las prácticas profesionales deben evidenciar la pertinencia y la contextualización del plan de estudios, siendo las que establecen una relación de cooperación entre la universidad, las instituciones, el Estado y la sociedad en general. En esta relación se puede indagar por las necesidades y las exigencias del contexto, lo que constituye un referente válido para evaluar y modificar los procesos académicos y administrativos del programa curricular.

Este artículo tuvo como propósito comprender los significados que construyeron los estudiantes de psicología frente a la realización de sus prácticas profesionales en diferentes campos ocupacionales.

Método

Se privilegió el enfoque cualitativo para comprender el proceso de práctica desde la perspectiva de los mismos actores y cómo representaron su experiencia desde los significados construidos. A partir de una orientación fenomenológica, se buscó estudiar las prácticas profesionales tal como son vivenciadas y percibidas por los estudiantes, desde los elementos comunes y diferenciadores de estas experiencias (Martínez Miguélez, 2004).

El método utilizado fue la investigación documental, que implica: “la revisión cuidadosa y sistemática de estudios, informes de investigación, estadísticas, literatura y, en general, documentos con el fin de contextualizarlos” (Galeano Marín, 2004, p. 113). En este caso, se recogieron los relatos que plasmaron y presentaron los estudiantes en sus proyectos de práctica y en sus informes finales frente a sus experiencias compartidas de práctica, pero vivenciadas de modo particular y personal. Como técnica de recolección de información, se utilizó la revisión documental, la cual permite “rastrear, ubicar, inventariar, seleccionar y consultar las fuentes y los documentos que se van a utilizar como materia prima de una investigación” (Galeano Marín, 2004, p. 120).

Muestra

Se revisaron 335 proyectos de práctica de 188 estudiantes correspondientes al periodo 2010-2012, que en su mayoría se realizaron para instituciones educativas (34 %), centros de salud (26 %) y empresas (24 %), y en menor cantidad para las prácticas en fundaciones (12 %) y entidades gubernamentales (4 %). Cabe señalar que los estudiantes pueden realizar sus tres semestres de práctica profesional en un mismo lugar o cambiar según sus intereses y rutas de formación.

En este mismo periodo de tiempo se revisaron 269 informes finales de práctica realizados por 146 estudiantes. Estos correspondieron a prácticas ejecutadas en instituciones educativas (35 %), centros de salud (26 %), empresas (23 %), fundaciones (10 %) y entidades gubernamentales (6 %). Dichos resultados muestran correspondencia con los campos ocupacionales de tradición en la psicología, atendiendo principalmente a los ámbitos de la psicología educativa, clínica y de la salud, y organizacional, y, en menor medida, a los campos de la psicología social, jurídica, deportiva, neuropsicología o en prácticas de emprendimiento.

En los proyectos de práctica se analizó la información de los apartados correspondientes a la introducción, en la que los estudiantes debían plasmar la importancia y el significado que tenía la práctica para ellos, y los objetivos que querían alcanzar con esta. Con respecto a los informes finales, se retomaron los fragmentos en los que los practicantes hacían referencia a la experiencia vivida, y a los aportes y las dificultades que esta representó para su formación.

Al inicio de la investigación se contactó a la Dirección del Programa de Psicología de la universidad participante para obtener el aval institucional y acceder a los proyectos de práctica e informes finales que entregan los estudiantes cada semestre y que se encuentran en el repositorio de la Coordinación de Prácticas. Según la Resolución 008430 (art. 11 § A), esta es una “investigación sin riesgo” al ser un estudio que se sirve de técnicas y métodos de investigación documental retrospectivos en los que no se identifican o tratan aspectos sensitivos de la conducta humana. Se preservó el anonimato en los testimonios ilustrativos que se presentan.

Categorización y análisis

En un principio se elaboró una matriz en Excel para el registro de la información requerida de los proyectos de práctica e informes finales, y posteriormente se hizo el análisis de los significados de las prácticas profesionales mediante el software Atlas.ti versión 6.0, programa que facilita el registro sistemático y el análisis cualitativo de grandes cuerpos de datos (Varguillas, 2006).

En el análisis se siguieron las estrategias que plantean Strauss y Corbin (2002) para el proceso de codificación desde la metodología de la teoría fundamentada, las cuales ofrecen herramientas que pueden ser usadas para facilitar el análisis cualitativo sin que necesariamente implique que los hallazgos de la investigación adquieren la forma de teoría.

El análisis implicó una combinación entre la codificación abierta y axial. En un primer momento, en la primera, se hizo un proceso analítico por oraciones y párrafos de los proyectos e informes para identificar conceptos que representaban los fenómenos estudiados, es decir, las categorías, y descubrir en los datos sus propiedades y dimensiones, lo que permitió construir las subcategorías. Posteriormente, en la codificación axial se reagruparon los datos que quedaron fraccionados en la codificación anterior para vincular y entrecruzar las categorías a sus subcategorías, y, de este modo, brindar comprensiones más precisas y completas a las experiencias estudiadas. La codificación se realizó hasta llegar a la saturación de las categorías, momento en el que se consideró que no emergía más información relevante para la investigación (Strauss & Corbin, 2002).

La confiabilidad interna del estudio se logró al alternar la recolección de información con el análisis, para ir validando y refinando conceptos que emergían, descartando o modificando aquellos que no correspondían con los hallazgos. Igualmente, los conceptos extraídos de los datos se comparaban en términos de similitudes y diferencias en sus propiedades y dimensiones con aquellos conceptos que se derivaron de la literatura durante todo el proceso investigativo, lo que permitió confirmar los resultados o mostrar las inconsistencias (Strauss & Corbin, 2002).

Resultados

Los estudiantes resaltaron en sus proyectos e informes finales lo que para ellos significó una práctica profesional que consideraron, principalmente, un “Escenario de aprendizajes significativos”, un “Momento de integración de la teoría y la práctica”, y un “Espacio de acercamiento al mundo laboral”. Como se dijo, se respeta el anonimato, por ello, se aludirá a los estudiantes mediante un sistema de codificación de la siguiente manera: Est indica que es estudiante, M si es mujer y H si es hombre, un número para diferenciarlos entre sí, y, por último, el tipo de documento de donde se toma la cita: Pr si es de un proyecto de práctica o In si se trata del informe final de práctica. Las categorías y subcategorías que emergieron son ilustradas con frases textuales de los estudiantes y se presentan en la tabla 1.

Tabla 1
Proceso de categorización

Proceso de categorización


Escenario de aprendizajes significativos

Para los estudiantes, la práctica profesional fue el “Momento más valioso en la formación académica”, en la medida en que les favoreció evidenciar los aprendizajes obtenidos durante la carrera, aproximarse al ejercicio de la disciplina y conocer los escenarios, realidades y poblaciones que intervendrán como psicólogos:

La práctica profesional es un momento fundamental y determinante para la formación del profesional, que tiene como meta poner a prueba y someter a un análisis profundo todo el conocimiento que se ha adquirido en el transcurso no solo de la vida universitaria, sino también en lo cotidiano. (EstM1Pr, 2010)

Una de las expresiones más resaltadas por los alumnos al referirse a su práctica profesional fue la ubicación de esta como un “Espacio de aprendizaje para la formación integral”, al suministrarles aprendizajes que contribuyeron a su crecimiento en diferentes dimensiones, no solo la académica sino también la personal:

He crecido como ser humano y como profesional, me he vuelto más sensible a la realidad de los estudiantes, también tengo que mejorar en muchos aspectos que con el tiempo y la experiencia que estoy adquiriendo me pueden servir como herramientas para enfrentar el rol de un psicólogo. (EstH1In, 2011)

Al referirse a la práctica profesional, los estudiantes constantemente resaltaron su trascendencia para la “Obtención de nuevos aprendizajes y destrezas”, a los cuales solo fue posible acceder en espacios por fuera del aula. Estos nuevos aprendizajes les facilitaron ampliar sus conocimientos sobre el entorno laboral, las funciones del psicólogo y las particularidades del campo ocupacional:

Mis competencias han alcanzado una muy buena potenciación e incluso, he desarrollado nuevas competencias, sobre todo a nivel técnico y de expresión. También, he aprendido sobre cómo se realiza una capacitación y he enfrentado el público, midiendo así mi capacidad como expositor. (EstH2In, 2011)

En gran medida, también mencionaron cómo las prácticas profesionales propiciaron el fortalecimiento de los conocimientos obtenidos durante su trayectoria académica, de modo que podían, desde su rol de practicantes, consolidar y profundizar los saberes teóricos, éticos y prácticos recibidos en la universidad.

Principalmente, en los informes finales de práctica, los estudiantes valoraron la oportunidad que les ofreció este ejercicio para adquirir “Aprendizajes a partir de los errores y las dificultades”. Las dificultades que más incluyeron fueron: la poca experticia para intervenir ciertas problemáticas e interactuar con poblaciones específicas, la falta de manejo grupal y el desconocimiento en temas particulares; lo anterior generó en ellos miedos e inseguridades, y refirieron que, en ocasiones, no contaron con los recursos y los espacios idóneos.

Algunos practicantes manifestaron que faltaba mayor posicionamiento del psicólogo en los centros de práctica y que aún persistían imaginarios en la población que afectaban sus actividades. Además, podían sentir que las demandas institucionales excedían su condición de practicantes y que faltaba mayor comunicación con el equipo de trabajo; sin embargo, estos avatares también les beneficiaron, al saber que podían equivocarse y sortear obstáculos. Así mismo, identificaron la importancia de desplegar estrategias para no sumirse en la angustia o la impotencia ante los límites cotidianos del mundo laboral:

Tuve la oportunidad de enfrentar varias dificultades en las que pude comprobar y aplicar mi capacidad de diálogo y de proponer soluciones ante las dificultades presentadas. Esto me enfrentó a aquellos asuntos y situaciones que escapan a la literatura académica y que solo la experiencia puede enseñar. (EstH3In, 2011)

De modo similar, los estudiantes señalaron cómo el ejercicio de la práctica les proporcionó el “Reconocimiento de habilidades, preferencias y debilidades” para la intervención psicológica en áreas de interés y con grupos poblacionales específicos. Fue notorio, a su vez, en los informes finales la alusión a cómo con la práctica descubrieron aspectos de sí mismos que no reconocían como fortalezas, pero que manifestaron en la práctica:

Esta práctica me ha permitido descubrir el gusto hacia la Psicología Educativa, como un campo que permite la integración de conocimientos […] que fortalece actitudes de proactividad, es una experiencia totalmente novedosa, con la que descubrí personalmente, actitudes de las cuales no tenía apropiación. (EstM2In, 2011)

La alusión a la práctica como “Oportunidad para el intercambio de conocimientos” apareció en algunos de los proyectos e informes finales al considerar que el estudiante posee unos saberes que le ofrece a la institución, pero, a su vez, recibe del lugar y las personas que laboran allí nuevos aprendizajes que enriquecen su rol:

El estudiante puede desarrollar los conocimientos que ha adquirido a lo largo de su pregrado para ponerlos al servicio de la institución que lo requiera, logrando así un aprendizaje recíproco donde la institución le servirá al alumno como un gran campo de acción y de aprendizaje para su vida laboral futura. (EstH4Pr, 2012)

Este intercambio de conocimientos también se presentó cuando hicieron parte de equipos interdisciplinarios y pudieron interactuar con otros profesionales, aprender de su abordaje particular, y aportar, desde la psicología, a la realización de intervenciones integrales.

Momento de integración de la teoría y la práctica

Fue notoria la mención constante a la oportunidad de diálogo entre la teoría y la experiencia que pudieron obtener de su práctica profesional; para ellos esta se convirtió en un “Escenario donde pueden poner a prueba lo aprendido”, debido a que tenían el reto de afrontar la realidad, partiendo de las enseñanzas obtenidas en la vida universitaria: “Enseña una realidad diferente a la que se vive dentro de las paredes de un aula de clase, esto significa para los estudiantes nuevos retos y obstáculos en donde deben poner a prueba sus conocimientos, pensamientos y sentimientos” (EstM3Pr, 2012).

El aspecto que más se destacó en la mayoría de los proyectos de práctica de los estudiantes fue la “Oportunidad de aplicar los conocimientos académicos” a escenarios reales y acordes con los campos de acción de la psicología: “La práctica se convierte en un mecanismo indispensable y necesario para la formación como profesional, es allí donde todos los conocimientos, teorías y demás aprendizajes desde la academia se materializan y se plasman en el quehacer como psicólogos” (EstH1Pr, 2011).

De igual modo, no solo los estudiantes se refirieron a la aplicación del conocimiento teórico, sino también a la “Posibilidad de confrontación con lo aprendido” que ofreció la práctica, a través de la cual pudieron analizar y cotejar el bagaje de conocimientos que obtuvieron durante su formación profesional con las problemáticas sociales, la actualidad del desempeño del rol del psicólogo y las diferentes miradas que otros profesionales pueden tener frente a los mismos fenómenos: “Significa entrar en un periodo de confrontación con lo aprendido y con lo que resta por aprender, de aprendizaje en el ir haciendo y de una autoevaluación crítica mientras se hace” (EstM4Pr, 2011).

La práctica profesional representó la oportunidad de enfrentar por primera vez la realidad laboral de su disciplina, para lo cual necesitaron lograr una “Relación entre teoría y práctica” que les favoreció articular sus saberes, habilidades y actitudes en el escenario cotidiano como practicantes: “El conocimiento teórico y el del campo se vinculan, dando como resultado un conjunto de experiencias y vivencias que forjan y dan forma al profesional de la Psicología” (EstM5Pr, 2010).

Así mismo, enfatizaron que la formación como psicólogos implica una construcción recíproca entre el conocimiento teórico, que prevalece en la universidad, y el experiencial, que es propio de la práctica profesional.

“Ir más allá de lo aprendido en la carrera” a partir de lo encontrado en la realidad se convirtió en una constante en los informes finales de práctica, como se resalta a continuación: “Mi formación hoy continúa, pero ahora de una manera diferente. Ya no en el papel receptor que antes predominaba en las aulas, si no [sic] de manera activa y práctica, haciendo, creando, construyendo, proponiendo e intentando” (EstM6In, 2011).

Igualmente, algunos estudiantes encontraron vacíos teóricos y técnicos al ejercer sus funciones, y fue en las prácticas donde tuvieron acceso a otros conocimientos que desconocían, propios de cada campo ocupacional o del mundo laboral. Lo anterior los motivó a complementar sus saberes de forma autónoma, pues su encuentro con la realidad desbordaba lo aprendido en la universidad.

Entre las expectativas que los estudiantes escribieron en sus proyectos, indicaron que aspiraban a que en sus prácticas pudieran “Aportar a la ejecución de programas institucionales”, para apoyar de forma activa y pertinente al desarrollo de los proyectos que realizaban los centros de práctica, como se ilustra en el siguiente propósito:

Dar continuidad al proceso de formación profesional por medio de la realización del periodo de prácticas, con el fin de observar diversas realidades, aplicar conocimientos en diferentes contextos y proponer alternativas que beneficien a la Institución y a todos los pertenecientes a esta. (EstM5Pr, 2010).

En los informes finales de práctica los estudiantes plasmaron el logro de estas expectativas, y pudieron, desde su rol de practicantes, cumplir con funciones necesarias para aportar al bienestar de las poblaciones con las que intervinieron.

Espacio de acercamiento al mundo laboral

Los estudiantes identificaron que la práctica les ayudó a lograr una primera “Aproximación a las problemáticas y retos de la psicología” en la actualidad. Mencionaron cómo accedieron a conocer y a responder requerimientos concernientes a su profesión: “Es el espacio donde se perfila cada vez más el estudiante hacia la vida laboral, descubriendo habilidades y potencialidades, al enfrentar cara a cara las verdaderas demandas de la psicología en nuestra propia realidad social en la ciudad” (EstM7Pr, 2011).

A su vez, los estudiantes señalaron cómo lograron una visión más amplia del quehacer del psicólogo, un aprendizaje que solo pueden obtener ubicándose en la realidad del ejercicio profesional, y al ser parte de la dinámica y la cotidianidad de una empresa o institución.

Teniendo presente que la psicología tiene amplios campos de intervención y los estudiantes escogían y eran elegidos para desempeñarse en diferentes empresas o instituciones, ellos consideraron que las prácticas se constituyeron en una oportunidad de gran relevancia para el “Aprendizaje del rol profesional en el campo ocupacional”, puesto que les proporcionó familiarizarse con las funciones del psicólogo, dependiendo de los diversos escenarios donde ejercían la práctica, como lo esclareció una estudiante: “Contribuir al acercamiento y conocimiento de algunos campos de la Psicología para que cuando el estudiante obtenga su título de Psicólogo, tenga más herramientas para enfrentar las diversas situaciones dependiendo del campo en el que desee laborar” (EstM8Pr, 2011).

Los estudiantes también mencionaron lo significativo de tener acercamientos a las dinámicas propias del escenario laboral, donde deben cumplir horarios, responder a los lineamientos de quienes los supervisan, cumplir objetivos institucionales, y ser parte de equipos de trabajo y de una cultura organizacional. Indicaron que al vivenciar estas situaciones tenían más recursos para adaptarse y saber cómo desenvolverse de la mejor forma en futuros espacios laborales:

Realmente conocí muchas de las características que tiene un trabajo en sí […] las relaciones laborales, los horarios […] todo lo que puede estar enmarcado en experiencias puntuales, algunas positivas y otras no tanto, que siempre están estructurando el aprendizaje general de desempeñar algún trabajo. (EstH5In, 2010)

“El logro de seguridad para el ejercicio profesional” fue uno de los aspectos más destacados, debido a que sienten que la práctica les proporcionó la confianza que necesitaban para desplegar su profesión en un futuro; significó demostrarse a sí mismos que en efecto estaban capacitados para realizar las funciones inherentes al psicólogo:

Para el estudiante la experiencia de la práctica es ponerse a prueba y demostrarse a sí mismo lo que es capaz de hacer, y demostrar lo que aprendió, para así, poco a poco ir confiando más en sí mismo e ir conociendo más a la realidad [sic] que se va a enfrentar. (EstM9Pr, 2011)

Los estudiantes, en sus informes finales, dieron cuenta de haber sido capaces de vencer temores, disminuir angustias y desafiarse a sí mismos frente a los retos y los obstáculos que implicaba el rol del practicante:

En algunos casos esos miedos me han llevado a sentirme insegura de los conocimientos o del proceso académico, pero resulta satisfactorio darse cuenta que son solo eso, miedos, y que las capacidades y el conocimiento están ahí listos para ser conjugados y llevarlos a la práctica. (Est-M9In, 2011)

Adicionalmente, consideraron la práctica como un “Lugar para adquirir experiencia laboral”, al favorecerles comenzar su carrera profesional, proporcionándoles experiencias previas en contextos propios de ejercicio de su disciplina, lo que les servirá para incursionar en el mundo laboral con mayores conocimientos y herramientas: “La práctica profesional juega un papel fundamental en el proceso de formación académica, ya que ofrece la posibilidad de obtener experiencia en el mundo laboral dentro del campo de acción que posteriormente se ejercerá” (EstM10Pr, 2011).

En los informes finales de práctica resaltaron cómo las prácticas influyeron para sentirse más apasionados con su profesión y contribuyeron a la “Construcción de la identidad como psicólogo”; expresaron que se dieron cuenta de la gran importancia del ejercicio psicológico, y los aportes que pueden hacer para la transformación social y particular de muchas vidas con las que intervienen:

Si tuviera que resumir qué significó esta experiencia para mí, diría que a través de ella me encontré como profesional. Hoy tengo una comprensión clara del lugar del psicólogo, del saber propio de la disciplina y del profesionalismo y el actuar ético. (EstM6In, 2011)

Por último, algunos estudiantes reconocieron en sus informes finales de práctica la gran “Importancia del proceso psicoterapéutico personal” por parte del practicante, debido a que se enfrentan con situaciones de sufrimiento y dolor que los movilizan emocionalmente e implican hacerse cargo de sus problemáticas o vivencias particulares para desempeñar la psicología de una forma ética y profesional. Una estudiante compartió:

A nivel personal, esta práctica enriqueció mi sensibilidad frente al sufrimiento humano, me permitió conocer realidades que confirmaron y afianzaron mi proyecto de vida como psicóloga y mi compromiso frente a la importancia del proceso psicológico personal como terapeuta. (EstM10Pr, 2011)

Discusión

Los proyectos y los informes de práctica que se revisaron en esta investigación, elaborados por estudiantes que realizaron sus prácticas, fueron en su gran mayoría en campos de tradición de la psicología: educativa, organizacional y clínico-salud. Esto se corresponde con lo encontrado por Castillo Guzmán y Puche Navarro (2001), quienes enfatizaron que las áreas organizacional, clínica y educativa seguían siendo de preferencia de los estudiantes de psicología: “los espacios para la formación del ejercicio profesional aunque revelan la apertura y la introducción de nuevos ejes temáticos respecto de los tradicionales escenarios de práctica, mantienen tendencias a lo largo de los últimos 25 años” (p. 244).

Si bien cada uno de los practicantes plasmó en estos documentos sus vivencias y reflexiones particulares, los resultados presentan puntos en común en la manera de significar la práctica profesional, al mostrar sentidos compartidos en la forma como configuran y aprehenden esta experiencia.

En relación con su proceso de formación, los estudiantes ponen de relieve las vivencias en las prácticas profesionales; esto evidencia la valoración que le otorgan al aprendizaje obtenido a partir de la experiencia directa y el contacto con la realidad de su quehacer profesional. Zabalza Beraza (2011) señala que la práctica profesional puede ser pensada desde los planteamientos de Kolb (1984) sobre el aprendizaje experiencial, en la medida en que se basa en la experiencia real y contextual, acompañado por procesos de reflexión: “La experiencia está configurada, por tanto, como un proceso de acción al que acompaña y sigue otro de reflexión, y que se continúa por un periodo de extracción de generalizaciones y de preparación para experimentar la siguiente experiencia” (Zabalza Beraza, 2011, p. 28).

La elaboración de los proyectos y los informes finales de práctica deviene un dispositivo académico para acompañar esta experiencia de forma reflexiva y crítica e ir más allá de la experiencia vivida y extraer de ella aprendizajes que no estaban al alcance de los estudiantes en las aulas de clase.

Los resultados muestran aspectos muy positivos y de apreciación de los estudiantes frente a sus prácticas profesionales y, en menor medida, se nombran obstáculos y dificultades, lo cual se relaciona con el distanciamiento que suele presentarse al finalizar este proceso, al sentirse menos implicados con las problemáticas por las que atravesaron y que les brindaron oportunidades de crecimiento. Sin embargo, también es común en otros estudios encontrar este matiz; Hascher, Cocard y Moser (citados en Zabalza Beraza, 2011) plantean:

Cuando se analizan los diarios de prácticas, resulta bastante habitual descubrir ese encantamiento global que produce el Practicum. Supongo que esto varía de unas carreras a otras pero, por lo general, los y las estudiantes se sienten felices, sienten que están aprendiendo mucho, se sienten bien al ver que las personas con las que trabajan los aceptan y tratan amablemente, caen con frecuencia en la tentación de desmerecer lo que han aprendido en las aulas porque tiene poco que ver (o ellos no ven la relación) con lo que ellos están haciendo y viviendo. (p. 37)

Ese último aspecto no fue un hallazgo evidenciado en esta investigación, en tanto que los estudiantes no se refirieron de forma despectiva frente a los saberes adquiridos durante su carrera, aunque sí hicieron énfasis en algunos vacíos teóricos y metodológicos que descubrieron al enfrentarse a demandas y exigencias específicas en su desempeño.

Las prácticas profesionales les otorgan a los estudiantes una experiencia por fuera del marco universitario, que les facilita conocer la dinámica laboral de su disciplina y poner en perspectiva los aspectos teóricos y conceptuales propios del escenario académico; en ese sentido, son una oportunidad para adquirir nuevos aprendizajes y competencias a partir de sus vivencias, tropiezos y reflexiones. Como lo mencionan Echeverri Álvarez, Muñiz Gil y Echeverri Jiménez (2010),

El escenario de práctica no es, por tanto, un escenario opuesto al académico sino la continuidad de éste en otro espacio-tiempo; esta comprensión es fundamental para la idea de Formación Integral, puesto que mantiene la relación teoría-práctica como una complementación y una tensión en doble vía y permanente. (pp. 69-70)

La formación integral busca forjar un graduado con competencias profesionales y sensibilidad social, capaz de asumir su proyecto personal y de comprometerse con la construcción y el desarrollo del país. La práctica profesional potencializa la formación integral en la medida en que el estudiante construye y transfiere conocimientos teóricos y técnicos en contexto, además de desarrollar capacidades y competencias que no solo remiten a su ejercicio profesional, sino que también lo implican como ser humano, siempre en relación con otros e inmerso en un entorno que lo requiere y espera su actuación.

Para García Ospina (2008), la formación integral a la que deben hacer alusión los currículos incluye al estudiante en su multiplicidad de dimensiones, no solo en la intelectual y la práctica, sino también en la afectiva y la valorativa. Delgado (2012), de igual forma, enfatiza que la formación académica no solo debe apuntar al desarrollo de competencias intelectuales-cognitivas, sino también a competencias socioafectivas y éticas, las cuales involucran valores, sentimientos y emociones, actitudes y pautas de acción.

En este estudio, los alumnos plasmaron cómo el desarrollo de sus prácticas les implicó ser capaces de manejar temores, angustias y dudas; en consonancia con los hallazgos investigativos, Castagno y Fornasari (2013) realzan la intensidad de las emociones que acompañan al practicante, ya que se pone en juego no solo con su saber y saber hacer, sino también, principalmente, con su ser:

Estos primeros sentimientos que surgieron durante el inicio del proceso de inserción institucional fueron acompañados por una carga intensa de ansiedad, temor y perplejidad que, con el transcurrir de la experiencia, los estudiantes/practicantes —como futuros psicólogos— aprendieron a instrumentalizar a favor de la práctica, para realizar los procesos de intervención en ellas.

Los estudiantes se implican de forma más profunda y personal en el ejercicio de sus prácticas profesionales al verse enfrentados a situaciones reales, a las exigencias de diferentes actores, a nuevos estilos de vida (horarios, valores, normas, patrones de comportamiento) y situaciones de sufrimiento y tensión, en contraste con las demandas que provienen de las asignaturas durante la carrera; de este modo, las variables personales emergen con mayor potencia en las prácticas profesionales (Raposo Rivas & Zabalza Beraza, 2011).

De este modo, cobra gran relevancia el hecho de que los estudiantes se encuentren acompañando su formación con la realización de su propia terapia psicológica. Castillo Guzmán y Puche Navarro (2001) consideran que una problemática de la formación del psicólogo en Colombia es que se requiere que cuente con competencias de personalidad y equilibrio emocional para la realización de las intervenciones propias de su quehacer; por ello, se hace necesario el acompañamiento psicoterapéutico, favorecido por las universidades o buscado de forma particular por los estudiantes.

En la práctica confluyen los saberes adquiridos en la educación formal con los saberes experienciales; los estudiantes anotaron cómo podían aplicar, relacionar y confrontar la teoría aprendida con la realidad de su ejercicio práctico y probarse qué tanto estaban preparados para asumir el rol de psicólogo en contextos reales y diversos. Delgado (2012) postula: “los conocimientos aprendidos en distintos contextos o escenarios (escolar y social), subculturas, pueden servir de marcos referenciales empíricos para la contrastación con lo que teóricamente se está aprendiendo en la universidad” (p. 87).

En los fragmentos de los practicantes se puede evidenciar una formación tradicional en el diseño curricular del plan de estudios; los resultados muestran que existe una división en los modelos de formación, en los que los estudiantes perciben la separación entre el conocimiento teórico y práctico. Rodríguez y Seda (2013) plantean que esta desvinculación implica un problema de fondo en las concepciones tradicionales de la formación, donde la teoría se presenta como un producto acabado, cerrado, listo para usarse, y se deja de lado que los espacios de práctica son lugares de construcción de nuevos conocimientos y no solo de aplicación y verificación de estos.

Para Castillo Guzmán y Puche Navarro (2001), los planes de estudio se caracterizan por el poco énfasis en la práctica a lo largo de la carrera, reservando este espacio para la etapa final, y a lo largo de la formación prima gran cantidad de teoría y su confrontación es tardía. Lo anterior se encuentra en sintonía con los resultados obtenidos y lo expuesto por Delgado (2012), quien hace un llamado a planificar y ejecutar los diseños curriculares; afirma que la práctica profesional debe implicar la inmersión de los estudiantes desde el comienzo de la carrera, de forma progresiva y supervisada, en contextos reales del quehacer de la profesión y no reservarla para los últimos semestres.

Como lo plantean Rodicio García e Iglesias Cortizas (2011), una de las grandes oportunidades que ofrece la práctica es que aproxima, de forma global e interdisciplinaria, los problemas del quehacer profesional, lo cual es contrario a lo que muchas veces se vive por parte de los estudiantes: la fragmentación y la descontextualización de los conocimientos en el ámbito universitario. La práctica es un momento formativo de gran potencia para la integración de las asignaturas y el diálogo con la realidad.

Lo anterior implica que el estudiante, necesariamente, debe dejar el papel pasivo que pudo caracterizar su paso por la universidad, en el cual era más receptor de conocimientos, para convertirse en el protagonista y el gestor de su aprendizaje. Esta diferencia es tan marcada para ellos que parte en dos su travesía formativa; González Sanmamed y Fuentes Abeledo (2011) estiman que el alumno se siente impulsado a hacer y a responder a las dinámicas vertiginosas de un medio incierto y cambiante, que lo llevan a tomar consciencia de la importancia de seguir su proceso de cualificación, más allá de la formación recibida hasta el momento.

En esa misma vía, los estudiantes resaltaron la relevancia de realizar unas prácticas profesionales antes de culminar sus estudios de educación superior, lo que les mostró la valoración del psicólogo en el medio y los retos a los que se vieron abocados desde su condición de practicantes. Esto les significó ubicarse desde las posibilidades y las restricciones reales de su rol, aspectos que hacen parte de la apropiación de la identidad como futuros psicólogos. Según Londoño Restrepo,

Las prácticas, en tanto, se hacen pieza clave en la construcción de identidades profesionales y comportamientos ciudadanos, ya que tienen como objetivo la síntesis de contenidos de la formación profesional y la posibilidad de integrar, para una comprensión sistémica de contenidos, métodos, aplicaciones, transformación de los saberes disciplinares y estructurantes de la profesión, sus problemas y campos de acción, la inserción y comportamiento que está en los mercados laborales y en sus relaciones con el entorno. (2005, p. 20)

La práctica profesional es un escenario de aprendizajes que contribuye al reconocimiento y desarrollo de sus capacidades, intereses y potencialidades, y les ayuda a dar el paso para asumirse como psicólogos. Rodríguez y Seda (2013) indican que los espacios de práctica, hacen que el estudiante pueda acceder a actuar el rol profesional y construir un sentido de pertenencia a su grupo de trabajo y, en forma general, a su profesión; consideran que la práctica le permite al estudiante: “ir definiendo sus proyectos personales a nivel profesional (iniciando con la elección de área), y de alguna forma, ir perfilando el tipo de psicólogo que se desea ser” (p. 94).

De este modo, se evidencia la importancia de la reflexión permanente en relación con las prácticas, puesto que se constituyen en un escenario por excelencia para la construcción y la confrontación del currículo, en la medida en que ratifica sus intencionalidades, contenidos, estrategias de enseñanza-aprendizaje y metodologías de evaluación. Para Delgado (2012), una propuesta de formación integral de calidad debe implicar validaciones y reajustes del diseño curricular en función de las demandas educativas, sociales, laborales e institucionales.

Consideraciones finales

Desde la investigación efectuada se ha constatado la gran importancia y el valor que los estudiantes le otorgan a las prácticas profesionales dentro de las estrategias de formación con las que cuentan en los programas de pregrado en psicología. Estos espacios, en continuidad e integración con los aprendizajes obtenidos en las aulas, les permiten reconocer los desafíos y los retos a los que se ven abocados en contextos reales y desplegar actuaciones acordes con los campos de desempeño del psicólogo.

Durante las prácticas, el estudiante tiene la posibilidad de vincular los saberes y las habilidades que ha adquirido en el transcurso de su formación académica con las realidades de las poblaciones con las que interactúa, lo cual le implica evidenciar los aprendizajes con los que cuenta, profundizar y construir nuevos conocimientos y habilidades, y servirse de estos para su quehacer como practicante. Uno de los principales elementos a los que contribuye la realización de una práctica profesional es la posibilidad que le brinda al estudiante de asumir, desarrollar y renegociar su identidad profesional para el empoderamiento de su rol y su futura inserción laboral.

Dada la relevancia de las prácticas profesionales y los procesos implicados, se precisa de la continua reflexión desde la academia y un adecuado acompañamiento y supervisión de los practicantes durante su inmersión y transición por este escenario, para hacer frente a las demandas e incertidumbres con las que se encuentran, que en ocasiones despiertan emociones de gran intensidad y los enfrentan a las falencias propias de su condición de estudiantes.

Como limitaciones de este estudio, se señala que no se utilizaron otras estrategias de triangulación de la información, como entrevistas o grupos focales con estudiantes, asesores o profesionales de los centros de práctica, lo cual podría considerarse en futuras investigaciones que indaguen a mayor profundidad otras temáticas como la supervisión, los aportes de otros actores en el proceso de práctica y las contribuciones de la práctica para la mejor inserción laboral de los graduados.

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Notas

* Este artículo se deriva de la investigación “Caracterización y significados de las prácticas profesionales en psicología de una universidad privada de la ciudad de Medellín, 2010-2012”.

Notas de autor

** La correspondencia relativa a este artículo debe ser enviada a Catalina Echeverri Gallo, Universidad Pontificia Bolivariana, Antioquia, Medellín. Correo electrónico: catalina.echeverri@upb.edu.co