El arte como fortín. Lo que la guerra no podrá erosionar

Miguel Gutiérrez-Peláez *
Universidad del Rosario, Colombia

El arte como fortín. Lo que la guerra no podrá erosionar

Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 36, núm. 1, 2018

Universidad del Rosario

Cada cierto tiempo aparecen sujetos y grupos humanos que logran hacer un alto en el camino, frenar el automatismo de asesinatos, dolor y crueldad, y producir un acto de creación, inédito, que parecía imposible en esas condiciones adversas. La única opción no es descender en masa por la misma espiral, o elegir entre las opciones maniqueas y binarias que difunden los medios y replican las redes y que se reeditan en los debates sociales. Incluso, podemos aprender de estos actos que, más que apresurar una posición superflua y banal, apuntan a una detención, a una suspensión del incansable vértigo del tiempo.

¿Cómo transmitir lo trascendente del acto de empuñar un pincel o una aguja en vez de un machete o un fusil? El arte es la huella misma de lo vivo, la evidencia de que la guerra no arrasa con toda la humanidad (Gutiérrez-Peláez, 2017). Subyacen, aún, a pesar de todo, pequeños resquicios, fortines de resistencia, desde los cuales puede recomponerse la dignidad humana y alzarse voces que sean actos de construcción de otro mundo posible. Es el amor por las generaciones por venir, que no tienen por qué padecer, también, los horrores que lesionaron a las generaciones actuales.

Encontramos creaciones anónimas de valentía y resistencia en varios rincones del país, algunas de las cuales no harán parte nunca de la memoria histórica de nuestro pueblo. Otras, afortunadamente, salen del plano doméstico de la comunidad y logran cierta difusión, lo que nos da la oportunidad de aprender. Es el caso de las mujeres de Mampuján, quienes encontraron en los telares un modo de escribir y sanar la violencia que vivieron en los Montes de María, Córdoba (Colombia), proveniente de las manos de grupos paramilitares que asesinaron a miembros de su comunidad y desplazaron a la totalidad de un pueblo (Grupo de Memoria Histórica, 2013, p. 276).

Las tejedoras de Mampuján, como se dieron a conocer, ponen en un acto su modo particular de hacer frente a los horrores que transformaron para siempre sus vidas, esos cruentos sucesos contra doce campesinos bajo las ramas de un tamarindo. Aún hoy interrogan a ese árbol, testigo mudo de las palabras finales de sus familiares y amigos. Las mujeres comenzaron a anudar con hilos lo roto de su historia. Alzaron la voz mientras lo hacían, hablando, y fueron grabando en la tela sus relatos. Más que lo que puede leerse y verse en el telar, conmueve el acto mismo de tejer, de hacerlo en comunidad —inicialmente entre mujeres y luego con algunos hombres que se suman— e ir hilando juntos los acontecimientos. Cuánto podemos aprender de esa valentía que, frente a tanto horror y tanta barbarie, han mantenido en alto la voz, no la han enterrado en las fosas en las que yacen sus familiares.

Rendimos tributo a quienes han optado por el trazo, el nudo, el color o la maza, en vez de la destrucción del otro o la propia. Esas apuestas son el tejido singular en el que se asienta la estructura ética de un pueblo y sobre el que se sostiene una convivencia posible.

Referencias

Grupo de Memoria Histórica (2013). Informe ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Colombia: Imprenta Nacional.

Gutiérrez-Peláez, M. (2017). Contributions of Psychoanalysis for Psychosocial Interventions in Armed Conflict Scenarios. Peace and Conflict: Journal of Peace Psychology. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/pac0000270

Notas de autor

* Director de la revista Avances en Psicología Latinoamericana. Correo electrónico: apl@urosario.edu.co