Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social "Disertaciones"
eISSN:1856-9536

La búsqueda del cambio social en la era digital: Activismo y expresión pública en Internet

The Pursuit of Social Change in the Digital Age: Activism and Online Public Expression

A busca da mudança social na era digital: Ativismo e expressão pública na Internet

Dorismilda Flores

La búsqueda del cambio social en la era digital: Activismo y expresión pública en Internet

Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social "Disertaciones", vol. 10, núm. 1, 2017

Universidad del Rosario

Flores, Dorismilda

Universidad De La Salle Bajío, México


Recibido: 01 Febrero 2016

Aceptado: 21 Marzo 2016

Información adicional

Para citar este artículo: Flores, D. (2017). La búsqueda del cambio social en la era digital: activismo y expresión pública en Internet. Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social “Disertaciones”, 10(1), 125-138. Doi: https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/disertaciones/a.4533

Resumen: Este artículo aborda la expresión pública de los activistas en Internet, desde contextos locales. El objetivo del texto es dar cuenta de las lógicas de comunicación de los grupos activistas en la era global y discutirlas a partir de tres ejes: las identidades activistas, las lógicas de producción y la relación entre espacios de comunicación —la red, la calle y los medios—. El marco teórico de la investigación se situó en una perspectiva sociocultural de la comunicación, en diálogo con la sociología de movimientos sociales y la filosofía política. Se optó por un enfoque etnográfico. Se analizaron los casos de dos grupos activistas en Aguascalientes, México. Los hallazgos permiten entender la dimensión comunicativa de las identidades activistas, sus lógicas de producción amateur y las relaciones entre Internet, el espacio público urbano y la cobertura mediática local.

Palabras clave: activismo, comunicación en Internet, cambio social.

Abstract: This article discusses the online public expression of activists, in local contexts. The objective of this paper is to describe the communication logics of activist groups in the global age, and to discuss them, based on three axes: the activist identities, the production logics, and the link among spaces of communication —Internet, the street and the media—. The theoretical framework of this research was situated in a sociocultural perspective of communication, in dialogue with sociology of social movements and political philosophy. Methodologically, I chose an ethnographical approach. Two cases of activists groups in Aguascalientes, Mexico, were analyzed. The findings let understand the communicative dimension of the activist identities, their amateur logics of production and the links among Internet, the urban public space, and the local media coverage.

Keywords: activism, online communication, social change.

Resumo: Este artigo aborda a expressão pública dos ativistas na Internet, desde contextos locais. O objetivo do texto é dar conta das lógicas de comunicação dos grupos ativistas na era global e discuti-las a partir de três eixos: as identidades ativistas, as lógicas de produção e a relação entre espaços de comunicação —a rede, a rua e os meios—. O marco teórico da investigação se situou em uma perspectiva sociocultural da comunicação, em diálogo com a sociologia de movimentos sociais e a filosofia política. Metodologicamente, se optou por um enfoque etnográfico. Se analisaram os casos de dois grupos ativistas em Aguascalientes, México. Os achados permitem entender a dimensão comunicativa das identidades ativistas, as suas lógicas de produção amateur e as relações entre a internet, o espaço público urbano e a cobertura mediática local.

Palavras-chave: Ativismo, comunicação na Internet, mudança social.

Introducción

La comunicación en Internet se ha convertido en un elemento central para el activismo de nuestros tiempos. Internet puede entenderse hoy como un espacio desde el cual es posible transformar la realidad, pero, a la vez, como un espacio de reproducción del orden social dominante (Coleman, 2010). La clave está en los actores y sus decisiones. La investigación, de la cual procede este artículo, abordó la relación entre el espacio público e Internet mediante el análisis de las prácticas de expresión pública de grupos locales de activistas. Como se verá en el siguiente apartado, buena parte de los estudios sobre activismo y movimientos sociales e Internet se concentran en la protesta y las grandes movilizaciones de la historia del presente. Sin embargo, hay otros grupos, más pequeños y menos visibles, que se constituyen y operan en localidades concretas, cuyo trabajo cotidiano se orienta al cambio social a partir de las prácticas y los espacios de experiencia. Junto con el trabajo presencial, la comunicación en Internet es una constante entre estos activistas.

Los estudios de comunicación se enfocan en los procesos de producción social de sentido. En nuestro tiempo, gran parte de estos procesos se vinculan fuertemente con las redes digitales. Desde la perspectiva sociocultural se enfatiza la dimensión simbólica de los procesos comunicativos, y se aborda, desde las prácticas, la tensión entre lo estructural y lo subjetivo (Grimson, 2014; Grossberg, 2012; Martín-Barbero, 2001; Morley, 2012 y Reguillo, 2010). Las prácticas de comunicación de los activistas permiten observar cómo es que sujetos con posiciones contrarias a las dominantes buscan participar en el espacio público. La comunicación es una de sus vías para buscar el cambio social. Los activistas suelen emplear las tecnologías para “desafiar o alterar los modos dominantes, esperados o aceptados de hacer sociedad, cultura y política” (Lievrouw, 2011, p. 2).

Teóricamente, la noción de activista se refiere a las agrupaciones de la sociedad civil que reconocen la figura del Estado, pero se organizan por fuera de los círculos políticos formales, para buscar la redistribución del poder, mediante la radicalización de la democracia y la extensión de la participación y la autonomía (Kaldor, 2003). La sociología de los movimientos sociales aporta elementos centrales para el abordaje del activismo. Desde esta perspectiva, el estudio de los movimientos sociales permite comprender el conflicto y el cambio social, así como la acción de la sociedad civil (Goodwin y Jasper, 2003 y Touraine, 2006).

Los movimientos sociales han sido analizados desde distintas perspectivas, que pueden englobarse en: 1) los enfoques políticos y organizacionales, que estudian las oportunidades, las lógicas de organización y la racionalidad; 2) los enfoques económicos, interesados por los recursos de operación de las agrupaciones; y 3) los enfoques culturales, que han desplazado el foco de interés hacia la subjetividad, la identidad y las emociones. Una de las líneas clásicas en la sociología de los movimientos sociales es la propuesta por Touraine que, desde mediados de los 60, propuso estudiar la articulación de tres principios en los movimientos sociales: identidad, oposición y totalidad (Touraine, 2006). En esa misma lógica, Melucci (1999) ha propuesto estudiar al movimiento social como una forma de acción colectiva, basada en la solidaridad. Ambos autores han enfatizado la capacidad del sujeto para convertirse en actor.

Las transformaciones de la globalización han trastocado las nociones de movimientos sociales y sociedad civil (Mestries, Pleyers y Zermeño, 2009). Los estudios recientes en sociología de los movimientos sociales conservan la pregunta sobre la capacidad de los sujetos de convertirse en actores, a la vez que incorporan la reflexión sobre la globalización y las implicaciones de esta en las posibilidades de acción de los movimientos sociales —por la vía de la razón y de la subjetividad—, así como en las conexiones entre los sujetos —en la lógica de la resonancia y las imaginaciones políticas insurgentes— (Khasnabish, 2007; Pleyers y Glasius, 2013; Pleyers, 2010; 2011; 2013).

En este artículo se presentan algunos hallazgos de la investigación, que permiten comprender las lógicas de comunicación de los grupos activistas locales en la era global. Particularmente, se busca dar cuenta de las prácticas de expresión pública de los activistas en Internet, desde la perspectiva de los propios activistas. Para ello, se aborda la comunicación desde tres ejes: la identidad activista, las lógicas de producción; y las relaciones entre la red, la calle y los medios, en tanto espacios de comunicación.

El texto se divide en seis apartados. En el primero de ellos se presenta una síntesis del estado de la cuestión, que sirve como base para formular la pregunta por la expresión pública de los activistas en Internet. En el segundo apartado se aborda el modelo metodológico que se construyó para esta investigación, desde una perspectiva sociocultural, con un enfoque etnográfico. En los siguientes apartados se presentan los principales hallazgos. Los apartados tres y cuatro están dedicados al activista como sujeto, se discute qué significa ser activista desde la perspectiva de los jóvenes entrevistados y, posteriormente, cómo se constituye el activista como sujeto comunicante. El quinto apartado se concentra en las prácticas de los sujetos, concretamente en la producción amateur que realizan para los espacios que los grupos tienen en Internet. Posteriormente, se abordan las relaciones entre la red, la calle y los medios.

El estudio de la expresión pública de los activistas en Internet

Una de las transformaciones asociadas con la globalización es la incorporación de Internet en las prácticas comunicativas de los activistas, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. En la revisión de la literatura se identificaron estudios sobre las movilizaciones de los años recientes, en diferentes lugares del mundo 1 : en los países del norte de África (Primavera Árabe), el 15M en España, Occupy Wall Street en Estados Unidos, #YoSoy132 en México, entre otras. De acuerdo con Manuel Castells (2012), “los movimientos se originaron a partir de una crisis económica estructural y de una profunda crisis de legitimidad” (p. 211). Y en ellas Internet cumplió un papel fundamental para su integración. En ese sentido, se abordó la relación profunda entre la ocupación de las calles y la ocupación de Internet en México, España, Chile, Brasil, Egipto, Birmania e Irán. Así mismo, se enfatizó en varios de estos casos la participación de los jóvenes y su uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación (Cardoso y Di Fátima, 2013; Corsín y Estalella, 2011; Fahmi, 2009; Gómez y Treré, 2014; Mansilla, 2014; Tamayo, 2014 y Toret, 2013). En relación con las redes digitales, se han estudiado las lógicas de reticularidad y viralidad o contagio en estas movilizaciones, a partir del concepto de tecnopolítica (Toret, 2013).

Otros investigadores se han enfocado en las generaciones de activistas que presentan nuevas lógicas de organización, enunciación y movilización. Por ejemplo, la disidencia (Reguillo, 2013), la lógica del mediador evanescente (Arditi, 2013), o las imaginaciones políticas insurgentes (Khasnabish, 2007 y Pleyers y Glasius, 2013). En varias de estas investigaciones se enfatiza la articulación entre las prácticas de comunicación en Internet y las manifestaciones y ocupaciones de las plazas públicas, así como sus implicaciones en términos de visibilidad.

Lo anterior coincide con otros estudios que abordan el vínculo entre el activismo en línea y las acciones presenciales en Guatemala (Harlow, 2011), Francia (Diminescu y Renault, 2009), Reino Unido (Theocharis, 2012), Malasia (Postill, 2014) y Australia (Petray, 2011). Estos autores analizan los modos en que los activistas emplean las redes digitales para discutir sobre problemáticas de su interés, amplificar sus movimientos y establecer relaciones. Buena parte de estas investigaciones se enfocan en la protesta y en las movilizaciones más visibles de nuestros tiempos.

Otro conjunto de estudios se enfoca en la relación entre el activismo en redes y los medios tradicionales de comunicación. En varios casos, los activistas consiguen visibilidad en las redes y por ello los medios tradicionales de comunicación se ven obligados a cubrir las protestas y ocupaciones, como ha ocurrido en México (Rovira, 2013), Estados Unidos (Postigo, 2010), Bulgaria (Bakardjeva, 2011) y Corea del Sur (Seongyi y Woo-Young, 2011). Algunos otros trabajos enfatizan el peso de opinión de los medios tradicionales en contraste con Internet. En el caso del movimiento #YoSoy132 en México, los grandes medios de comunicación cubrieron las movilizaciones, pero esta cobertura tendió hacia la criminalización de los jóvenes (Gómez y Treré, 2014 y Rovira, 2013; 2014).

El estudio abordó la expresión pública de los activistas en Internet, desde una perspectiva sociocultural de la comunicación, en diálogo con la sociología de movimientos sociales y la filosofía política (Benasayag y Del Rey, 2007; Bourdieu, 1989; Couldry, 2012; Fraser, 1995; Grimson, 2014; Grossberg, 2012; Honneth, 2011; Khasnabish, 2007; Martín-Barbero, 2001; Morley, 2012; Pleyers, 2010; Reguillo, 2010; Thompson, 1995 y Touraine, 2006). Con base en ello, se formuló una interrogación política de las prácticas de comunicación en Internet (Escobar, 2009 y Milan, 2013) y se buscó recuperar la perspectiva de los actores mediante un abordaje etnográfico.

Estos hallazgos permiten comprender el papel de las redes en las grandes movilizaciones recientes y, a la vez, abren la puerta para hacerse otras preguntas. ¿Qué ocurre con los grupos locales? ¿Cómo es la comunicación en Internet en los grupos pequeños que apuestan a la continuidad del trabajo, más que a los estallidos? ¿Cómo se articula esto con la acción presencial? ¿Cómo se relaciona esto con la cobertura mediática?

Metodología

En esta investigación se abordó la expresión pública de los activistas en Internet. Sin embargo, la indagación no se limitó a la red, dado que en la perspectiva sociocultural se enfatiza el carácter relacional de las prácticas culturales, así como su contexto. Se asume que la comunicación en Internet está inserta en un conjunto mayor de espacios y prácticas comunicativas, que se relacionan y transforman entre sí. Por esta razón, se diseñó un modelo metodológico que incluyó la red, la calle y los medios, como espacios de comunicación, que corresponden a diferentes materialidades, alcances y visibilidad. La calle corresponde a la comunicación interpersonal que opera mediante el cuerpo y sus herramientas (la voz, los movimientos, los objetos, los usos del espacio físico); los medios tradicionales de comunicación con sus tecnologías y lógicas de producción, circulación y consumo de mensajes; y la red que requiere de tecnologías digitales de información y comunicación, y que comprende otras lógicas de comunicación en línea (Jensen, 2010).

Se trató de una investigación etnográfica (Guber, 2001; Guber, 2004; Hammersley y Atkinson, 1994 y Hine, 2004; 2009; 2015), centrada en la participación (Cefaï, Carrel, Talpin, Eliasoph y Lichterman, 2012). Se abordaron los casos de dos grupos activistas en Aguascalientes, México: Amigos Pro Animal y Libros Vagabundos.

Amigos Pro Animal es una asociación civil protectora de animales, fundada en 2009. Estos activistas buscan mejorar las condiciones de vida de los animales, creen firmemente que hay una relación profunda entre esto y la construcción de una sociedad no violenta para los humanos. En términos prácticos, la agrupación trabaja por el rescate de animales domésticos; la promoción de la adopción y la esterilización; las pláticas de concientización para la población; así como el cabildeo con las autoridades para incidir en las legislaciones y reglamentaciones de protección animal. Está integrada por cerca de 40 activistas, cuya edad promedio es de 25 años. Cuenta con asociaciones filiales en otras ciudades mexicanas, como Calvillo y Matehuala. Su presencia en Internet es extensa e intensa: sus espacios en Facebook 2 , Twitter 3 , Instagram 4 , YouTube 5 , Google Plus 6 y el sitio web 7 son actualizados constantemente.

Libros Vagabundos es un colectivo de activismo cultural, fundado en 2012 en el campamento de #YoSoy132 en Aguascalientes. El grupo se enfoca en la formación de la conciencia crítica, mediante la promoción de la lectura, la recuperación de la memoria oral y otras actividades culturales. Para ellos, esta labor se orienta al cambio social desde abajo. La actividad principal de los jóvenes es instalar una biblioteca callejera en plazas públicas de la ciudad. El grupo está integrado por cerca de 20 activistas en la ciudad sede, cuyo promedio de edad es de 19 años. El proyecto ha cobrado visibilidad entre los jóvenes, por medio de las redes, y esto ha derivado en la réplica del modelo en 34 ciudades de seis países: México, Guatemala, Honduras, Ecuador, Perú y Colombia. La agrupación tiene una presencia moderada en Internet, concretamente en Facebook 8 , Twitter 9 y YouTube 10 .

El trabajo de campo se realizó durante el año 2013 por medio de diversas técnicas. La red se trabajó mediante la etnografía de los espacios virtuales de los grupos en Internet; la calle, mediante la observación participante de las actividades presenciales de los grupos; con entrevistas semiestructuradas, los activistas; y los medios, con el monitoreo de la cobertura mediática local de los grupos activistas. Los datos recabados se analizaron en una lógica etnográfica, con el fin de recuperar la voz de los actores (Roulston, 2014 y Thompson, 2002). Los hallazgos se ubicaron en tres categorías:

1) las identidades activistas; 2) las lógicas de producción y la estética activista; y 3) las conexiones y relaciones entre diferentes actores y espacios. En los siguientes apartados se presentan algunos de estos hallazgos.

¿Qué significa ser activista?

Ser activista es una decisión, de acuerdo con los jóvenes entrevistados. Para ellos, el reconocimiento de una injusticia en su entorno ha sido el detonante para comenzar a trabajar por el cambio social. En su experiencia como habitantes de una ciudad concreta, observan diferentes problemas, pero son más sensibles ante algunos de ellos y esa preocupación se convierte en la motivación para intervenir en la realidad social.

En los casos abordados, Amigos Pro Animal se integró como grupo a partir de la preocupación de sus fundadores por los problemas de violencia contra los animales como: el maltrato, tortura y asesinato, el abandono, o la indiferencia. Posteriormente, se fueron sumando otros integrantes. Libros Vagabundos comenzó en el campamento local del movimiento #YoSoy132. Los jóvenes comenzaron el proyecto de biblioteca callejera con el afán de trascender la protesta y plantear acciones más prácticas para el fomento de la conciencia crítica entre los ciudadanos.

Estos grupos configuran su identidad activista como una forma de ciudadanía activa, desde la cual se asume que todos —en tanto miembros de una sociedad— tenemos el derecho y la obligación de intervenir para mejorarla. En este sentido, los activistas no limitan su participación a las lógicas de la democracia representativa de elección de representantes populares, sino que entienden la participación en un sentido más amplio, que implica la responsabilidad de todos sobre el mundo que habitamos y la posibilidad de intervenir directamente para transformar el orden de cosas.

Esta ciudadanía activa adquiere sentido en diferentes niveles: el personal, el grupal, el de causa y el activista en un sentido amplio. En el nivel personal, hay una relación del activista consigo mismo, sus preocupaciones y las acciones que realiza. Sobre todo hay una incorporación de prácticas orientadas al cambio social en su propio estilo de vida. Por ejemplo, hacer un consumo más crítico, volverse vegano, revalorar la relación con la naturaleza, entre otros. El nivel grupal se centra en la relación y el compromiso del activista con su grupo, en términos de trabajo y de convivencia con otros sujetos, con los cuales tiene afinidad. El de causa se extiende hacia otros grupos que, en distintos lugares del mundo, trabajan en torno a la misma causa. Por ejemplo, los ecologistas, los animalistas, las feministas. Finalmente, el nivel activista se refiere a la identificación del activista con otros activistas, más allá de grupos y causas, como sujetos que luchan por el cambio social.

Estos grupos operan localizadamente, es decir, trabajan sobre problemas concretos, en las localidades donde habitan. Sin embargo, reconocen el carácter global de esos problemas cuando ven que otros activistas, en otras ciudades y países, comparten las mismas preocupaciones o realizan acciones similares a las suyas. En ello tienen mucho que ver las redes digitales, puesto que se constituyen como un espacio de relación e intercambio con otros activistas alrededor del mundo. Con frecuencia los grupos están en contacto con otras agrupaciones afines.

En cuanto a las identidades activistas, estas se construyen en tres dimensiones: la acción, la relación y la comunicación. De entrada, los activistas se identifican como sujetos que actúan, es decir, estos jóvenes reconocen su capacidad de actuar (Benasayag y Del Rey, 2007; Castells, 2009; Giddens, 1995 y Touraine, 2000; 2006) e intervienen en la realidad social para transformarla. Son también sujetos en relación con otros, son sujetos que se apartan de las lógicas dominantes, a la vez que encuentran conexión entre sus preocupaciones personales y las de otros, que forman grupos e integran redes que, en muchos casos, trascienden lo local (Khasnabish, 2007 y Pleyers y Glasius, 2013). Son además sujetos comunicantes, que emplean diferentes recursos para comunicar sus visiones del mundo (Flores, 2015 y Cardon y Granjon, 2010). De esto último trata el siguiente apartado.

El activista como sujeto comunicante

La comunicación es inherente al activismo. Cuando los activistas toman posición frente a un orden de cosas y buscan transformarlo, requieren comunicarse hacia el interior del grupo, pero también hacia el exterior. Los activistas suelen tener visiones del mundo contrarias a las visiones dominantes y, con mucha frecuencia, se preguntan por qué el resto de la sociedad no ve los problemas que ellos ven. La necesidad de actuar se traduce en una necesidad de comunicar, para hacer visible la causa que defienden (Lievrouw, 2011).

Alguien tiene que ser la voz, alguien tiene que dar estos primeros pasos… y es lo que queremos, la gente tiene que voltear a verlos [a los animales], tiene que ayudarlos y no verlos como un objeto (Activista Amigos Pro Animal, comunicación personal, 24 de abril de 2013).

La comunicación adquiere un carácter central, porque es la vía de entrada a la discusión sobre los asuntos públicos. Para los activistas ser la voz implica un proceso de toma de la palabra pública por diferentes vías, con la finalidad de visibilizar la injusticia e intervenir en ella. En nuestros tiempos, las redes digitales cobran relevancia, tanto porque son una vía de acceso a la expresión pública para sujetos no institucionalizados, como porque permiten identificar diferentes capas en la discusión de los asuntos públicos.

El acceso a la expresión pública por parte de sujetos no institucionalizados rompe con la lógica de los medios tradicionales de comunicación, donde el acceso se concentra en los sujetos institucionalizados, legitimados a partir del poder político, económico y cultural. En Internet el desplazamiento más evidente es el acceso de sujetos tecnologizados a la expresión pública (Flores, 2015). Sin embargo, el alcance de la expresión se configura a partir de distintos factores, no solo los técnicos.

En la discusión de los asuntos públicos se aprecian diferentes capas. Por un lado, el carácter local de la discusión se concentra en las problemáticas de localidades concretas y en las vías alternas que proponen los activistas. Se trata, con frecuencia, de asuntos prácticos, profundamente relacionados con el contexto, tales como los acontecimientos locales, los casos y problemáticas concretas, o los proyectos de ciudad. Por otro lado, en un sentido global, se identifican preocupaciones comunes entre los activistas de diferentes lugares del mundo, que trabajan en torno a causas similares, por ejemplo: los animalistas, o los activistas culturales. Muchas de estas preocupaciones convergen en un cuestionamiento de los modelos de desarrollo basados en la explotación, como es el caso en los dos grupos estudiados: Amigos Pro Animal cuestiona la relación de la sociedad con los animales y, en un sentido más amplio, con la naturaleza. Libros Vagabundos cuestiona profundamente la relación de la sociedad con el conocimiento.

La producción amateur

Como ha sido señalado en los apartados anteriores, la expresión pública en Internet es un elemento clave para los activistas. Ellos perciben a Internet como un espacio libre, sin censura y sin intermediarios, donde tienen la oportunidad de autorrepresentarse frente a la sociedad. Los grupos analizados se integran por jóvenes estudiantes o profesionales, de nivel socioeconómico medio, cuyo acceso a las tecnologías de la información y la comunicación es constante. En ese sentido, han naturalizado la presencia de Internet en la vida cotidiana, de modo que abrir cuentas para sus grupos en Facebook o Twitter no fue parte de una estrategia muy elaborada, sino que fue un paso casi natural.

La familiaridad en el uso de las tecnologías, aunada a la escasez de recursos económicos de los grupos activistas, deriva en que la producción de contenido para Internet recaiga en los propios integrantes voluntarios de los colectivos y no en profesionales, como ocurre en organizaciones activistas transnacionales como Greenpeace o Amnistía Internacional. Si bien algunos de los jóvenes tienen formación en comunicación y apuestan por una producción más organizada, la lógica general es de aprender sobre la marcha, producir sus propios contenidos, o bien, compartir contenidos de otros grupos.

La producción de contenidos digitales y las labores de community manager se asignan a voluntarios que han demostrado previamente cierto compromiso con el grupo, que han apropiado los valores del mismo y que conocen con suficiencia la lógica interna como para producir, publicar y responder a nombre del grupo activista, ya que en estas redes se desdibujan las identidades personales, para enfatizar la identidad como grupo.

No todos somos administradores [de la página en Facebook]. Somos administradores quienes hasta en la misma acción acá prestando libros vemos como más activos, o sea, hay gente que sí se aleja mucho de venir. Entonces, si no conoce acá, ¿cómo puede administrar la página? (Activista, Libros Vagabundos, comunicación personal, 13 de septiembre de 2013).

Los activistas usan las redes sociales en Internet para presentar evidencias tanto de las problemáticas que observan como de las acciones que ellos realizan para contrarrestarlas, invitar a otros a sus actividades presenciales, documentarlas cuando estas ocurren —muchas veces, en tiempo real— y, sobre todo, para presentar los modos en que imaginan un mundo mejor.

En ese sentido, en los dos grupos se han desarrollado rutinas y patrones de producción y publicación que unos activistas aprenden de otros. Esta lógica se actualiza a partir de las experiencias, cuando ocurre algo nuevo, discuten entre ellos para decidir sobre el mejor modo de tratarlo, evitan aquello que les ha dado problemas y reproducen lo que —en su opinión— ha funcionado.

Por otro lado, la reutilización de contenidos producidos por otros habla de un proceso doble. En primer lugar, se trata de una característica de las culturas participativas en la era digital, que retoman elementos ya producidos, los apropian y los modifican (Escobar, 2009 y Jenkins, 2004). En segundo lugar, cuando un grupo comparte un material producido por otro, se evidencia un acuerdo en torno a una problemática, un asunto, una crítica, un modo de imaginar un mundo mejor. En otras palabras, esa acción simple constituye un modo de reconocimiento entre diferentes actores y preocupaciones comunes.

La red, la calle y los medios

Hay una relación permanente entre la red, la calle y los medios, en tanto espacios de comunicación. La red es el espacio de autorrepresentación con mayores posibilidades de alcance, puesto que no está limitada a espacios de copresencia y tampoco al escrutinio de editores. Los activistas la perciben como un espacio libre, horizontal y democrático, que les permite insertarse desde sus propias lógicas en la discusión de los asuntos públicos, expresarse en sus propios términos, comunicarse hacia el interior del grupo y hacia el exterior, establecer relaciones con otros activistas y ganar visibilidad más allá del espacio local.

Sin embargo, estos grupos no se concentran solo en la expresión pública en Internet, sino que viven procesos de reapropiación del espacio público urbano. Para los activistas, la calle tiene tres sentidos principales: es un espacio de encuentro con los otros, es un espacio común que pertenece a todos y es también un espacio de transformación donde construyen mediante acciones cotidianas el mundo mejor que se imaginan. Hay una articulación entre la acción presencial y la expresión pública en Internet.

A su vez, la red y la calle se articulan con los medios. En el contexto latinoamericano, el grado de inclusión digital es bajo y las principales fuentes de información para grandes segmentos de la población siguen siendo los medios tradicionales (Dragomir y Thompson, 2014 y Gómez y Sosa, 2011). Los activistas asumen que los medios siguen siendo elementos centrales en las sociedades latinoamericanas y consideran que deben tener una buena relación con los periodistas. Esto se vuelve una relación complicada. En las lógicas de mercantilización del espacio mediático, la cobertura se concentra en las élites políticas, económicas y culturales, dejando por fuera las voces de la sociedad civil (De León, 2012). A esto se suman mecanismos de invisibilización e, incluso, de criminalización del activismo de protesta (Flores, 2013 y Rovira, 2013).

En los casos abordados en la investigación, cuyo activismo se orienta al trabajo, no hay tal criminalización, pero sí hay una jerarquización de las fuentes que los deja en desventaja. Los actores de la sociedad civil son tratados como actores secundarios, frente a los gobiernos, partidos políticos, dirigentes de cámaras empresariales y líderes religiosos, que acaparan los titulares en los medios de comunicación. Pese a eso, los activistas han logrado ganar espacios en los medios.

La relación entre la red y la calle se observa en las referencias permanentes del contenido digital hacia las acciones realizadas presencialmente y la documentación de estas para difundirlas en las redes. La relación entre la calle y los medios se cristaliza en la cobertura mediática local —aún incipiente— de las acciones que realizan los activistas. Finalmente, la relación entre los medios y la red descansa en la práctica de los activistas de difundir información publicada en medios de comunicación, sobre todo cuando esa información es parte de la cobertura que han recibido como grupo.

Conclusiones

En síntesis, las identidades activistas se construyen como formas de ejercer una ciudadanía activa, entendida como la responsabilidad de intervenir de modo directo en la realidad local. Estas identidades, que cobran sentido en diferentes niveles de lo personal hasta lo global, se construyen en tres dimensiones principales: la acción, la relación y la comunicación. Concretamente, el activista como sujeto comunicante asume la comunicación como un elemento central para el activismo, ya que es la vía para discutir los asuntos públicos, tanto en un sentido local como global.

Las lógicas de producción de contenidos digitales entre los grupos activistas locales son de índole amateur y, con frecuencia, reutilizan materiales producidos por otros. Los grupos locales difícilmente tienen recursos económicos suficientes para delegar la producción a profesionales y, en algunos casos, no lo consideran necesario puesto que saben emplear la tecnología. Esto habla de un cambio mucho mayor: el cuestionamiento de los saberes expertos en relación con el desarrollo de la cultura digital. La comunicación, que es la profesión de unos, es al mismo tiempo un derecho de todos. Así, el acceso a los recursos técnicos y discursivos contribuye a esta transformación.

A partir del desarrollo de la cultura digital surgen desplazamientos en la configuración de la expresión pública. Como fue señalado en el texto, una de las transformaciones más importantes es la incorporación de sujetos no institucionalizados, pero tecnologizados, en la expresión pública. Esto no significa asumir una perspectiva tecnocéntrica y atribuir a las redes digitales todo el peso de las transformaciones, sino enfatizar la capacidad transformadora de los sujetos —en este caso, los activistas— en relación con el acceso, el uso y la apropiación de las tecnologías de la información y la comunicación. La red solo puede entenderse en relación con los otros espacios de comunicación como la calle y los medios.

Para los activistas, la posibilidad de insertarse en la discusión de los asuntos públicos representa la oportunidad de cambiar los términos de la discusión y partir de sus propias lógicas, para explicar a los otros cómo es el mundo mejor que imaginan y por el que trabajan. En otras palabras, los activistas tienen visiones de un mundo mejor —muchas veces contrarias a las dominantes— y, mediante distintas vías buscan que sus visiones sean incluidas. En la propuesta filosófica de autores como Fraser (1995) y Honneth (2011), la búsqueda del reconocimiento se entiende como una búsqueda de justicia social. Esta trasciende la redistribución económica, para incluir al reconocimiento social. La visibilidad se considera como una precondición para el reconocimiento. En este sentido, Internet no tiene solo un papel como herramienta de comunicación, sino como un espacio de lucha por el reconocimiento de la diferencia. Sobre todo frente a otros espacios de comunicación, como los medios tradicionales, donde su posición es de actores secundarios.

La búsqueda del cambio social en la era digital deja ver una serie de transformaciones en la configuración de la comunicación. La cultura digital es parte de las generaciones jóvenes de activistas y esto se relaciona con desplazamientos en el acceso a la expresión pública, las lógicas de producción y de relación, así como la visibilidad. Las generaciones jóvenes de activistas cuentan cada vez con más recursos tecnológicos desde los cuales pueden comunicarse y hacer trabajo colaborativo. Sin embargo, las desigualdades y exclusiones sociales persisten, se ensanchan y se hacen cada vez más evidentes.

Referencias

Arditi, B. (2013). Las insurgencias no tienen un plan-ellas son el plan: performativos políticos y mediadores evanescentes. Revista Sul-Americana de Ciencia Política, 1(2), 1-18.

Bakardjeva, M. (junio, 2011). Reconfiguring the Mediapolis: New Media and Civic Agency. New Media & Society, 14(1), 63-79.

Benasayag, M. y Del Rey, A. (2007). Éloge du conflit. París: Éditions La Découverte.

Bourdieu, P. (primavera, 1989). Social Space and Symbolic Power. Sociological Theory, 7(1), 14-25.

Cardon, D. y Granjon, F. (2010). Médiactivistes. París: Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques.

Cardoso, G. y Di Fátima, B. (mayo, 2013). Movimento em rede e protestos no Brasil. Qual gigante acordou? Eco Pós, 16(2), 143-176.

Castells, M. (2009). Communication Power. Oxford: Oxford University Press.

Castells, M. (2012). Redes de indignación y esperanza. Los movimientos sociales en la era de Internet. Madrid: Alianza Editorial.

Cefaï, D., Carrel, M., Talpin, J., Eliasoph, N. y Lichterman, P. (2012). Ethnographies de la Participation. Participations, 3(4), 7-48.

Coleman, G. (octubre, 2010). Ethnographic Approaches to Digital Media. Annual Review of Anthropology, (39), 487-505.

Corsín, A. y Estalella, A. (agosto, 2011). #Spanishrevolution. Anthropology Today, 27(4), 19-23.

Couldry, N. (2012). Media, Society, World. Social Theory and Digital Media Practice. Cambridge: Polity Press.

De León, S. (2012). Comunicación pública y transición política. Los rasgos de lo global en el periodismo local. Un estudio situado. Aguascalientes: UAA.

Diminescu, D. y Renault, M. (diciembre, 2009). TIC et parrainage dans les mouvements militants de défense des sans-papiers en France. TIC & Société, 3(1-2), 58-79.

Dragomir, M. y Thompson, M. (2014). Mapping the Wolrd’s Digital Media. En M, Walter. (ed.), Mapping Digital Media. Global Findings. (pp. 11-19). Nueva York: Open Society Foundations.

Escobar, A. (2009). Other Worlds are (Already) Possible: Self-Organisation, Complexity, and Post-Capitalist Cultures. En J. Sen. y P. Waterman. (eds.), World Social Forum. Challengin Empires. (pp. 393-404). Montreal: Black Rose Books.

Fahmi, W. (abril, 2009). Bloggers’ Street Movement and the Right to the City. (Re)claiming Cairo’s Real and Virtual ‘Spaces of Freedom’. Environment and Urbanization, 21(1), 89-107.

Flores, D. (2013). From Internet to the Streets: an Approach to Activism in Aguascalientes, Mexico. Selected Papers of Internet Research - IR 14.0, Resistance + Appropriation. Denver: Aoir.

Flores, D. (2015). Imaginar un mundo mejor: la expresión pública de los activistas en Internet. (Tesis doctoral). Recuperada de http://rei.iteso.mx/bitstream/handle/11117/3357/04%20Tesis%20completa.pdf?sequence=2

Fraser, N. (1995). From Redistribution to Recognition? Dilemmas of Justice in a ‘Post-Socialist’ Age. En A. Phillips. (ed.), Feminism & Politics. (pp. 68-149). Nueva York: Oxford University Press.

Giddens, A. (1995). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Gómez, R. y Sosa, G. (2011). Los medios digitales: México. Nueva York: Open Society Foundations.

Gómez, R. y Treré, E. (noviembre, 2014). The #YoSoy132 Movement and the Struggle for Media Democratization in Mexico. Convergence. The International Journal of Research into New Media Technologies, 20(4), 1-15.

Goodwin, J. y Jasper, J. (2003). Editors’ Introduction. En Autores. (eds.), The Social Movements Reader. Cases and Concepts. (pp. 3-7). Malden: Blackwell.

Grimson, A. (septiembre-octubre, 2014). Comunicación y configuraciones culturales. Versión, Estudios de Comunicación y Política, (34), 116-125.

Grossberg, L. (2012). Estudios culturales en tiempo futuro. Cómo es el trabajo intelectual que requiere el mundo de hoy. (M. Ubaldini, Trad.). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Guber, R. (2001). La etnografía. Método, campo y reflexividad. Bogotá: Grupo Editorial Norma.

Guber, R. (2004). El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo. Buenos Aires: Legasa.

Hammersley, M. y Atkinson, P. (1994). Etnografía. Métodos de investigación. Madrid: Espasa.

Harlow, S. (agosto, 2011). Social Media and Social Movements: Facebook and Online Guatemalan Justice Movement that Moved Offline. New Media & Society, 14(2), 225-243.

Hine, C. (2004). Etnografía virtual. Barcelona: UOC.

Hine, C. (2009). Question One. How Can Qualitative Internet Researchers Define the Boundaries of their Projects? En A. Markham. y N. Baym. (eds.), Internet Inquiry. (pp. 1-19). Thousand Oaks: Sage.

Hine, C. (2015). Ethnography for the Internet. Embedded, Embodied and Everyday. Londres: Bloomsbury Academic.

Honneth, A. (2011). La sociedad del desprecio. (F. Hernández y B. Herzog, Trad.). Madrid: Trotta.

Jenkins, H. (marzo, 2004). The Cultural Logic of Media Convergence. International Journal of Cultural Studies, 7(1), 33-43.

Jensen, K. (2010). Media Convergence. The Three Degrees of Network, Mass and Interpersonal Communication. Nueva York: Routledge.

Kaldor, M. (2003). Global Civil Society. An Answer to War. Cambridge: Polity Press.

Khasnabish, A. (2007). Insurgent Imaginations. Ephemera. Theory & Politics in Organization, 7(4), 505-525.

Lievrouw, L. (2011). Alternative and Activist New Media. Digital Media and Society Series. Malden: Polity.

Mansilla, C. (2014). Democracia digital: redes sociales y movimientos ciudadanos en Chile durante el año 2011. En J. Valencia y C. García. (eds.), Movimientos sociales e Internet. (pp. 223-236). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

Martín-Barbero, J. (2001). Reconfiguraciones comunicativas de lo público. Anàlisi, (26), 71-88.

Melucci, A. (1999). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. Ciudad de México: El Colegio de México.

Mestries, F., Pleyers, G. y Zermeño, S. (2009). Introducción. En F. Mestries., G. Pleyers y S. Zermeño. (eds.), Los movimientos sociales: de lo local a lo global. (pp. 9-20). Ciudad de México: Anthropos.

Milan, S. (2013). Social Movements and their Technologies. Wiring Social Change. Londres: Palgrave Macmillan.

Morley, D. (mayo, 2012). On Living in a Techno-Globalised World: Questions of History and Geography. Telematica and Informatics, 30(2), 61-65.

Petray, T. (septiembre, 2011). Protest 2.0: Online Interactions and Aboriginal Activists. Media, Culture & Society, 33(6), 923-940.

Pleyers, G. (2010). Alter-Globalization. Becoming Actors in the Global Age. Cambridge: Polity Press.

Pleyers, G. (enero, 2011). Le réinvestissement de l’espace local par les mouvements mexicains: refuge après les impasses politiques ou creuset d’une nouvelle culture politique? Cahiers des Amériques Latines, (66), 39-55.

Pleyers, G. (2013). Présentation. Réseaux, (181), 9-21.

Pleyers, G. y Glasius, M. (2013). La résonance des «mouvements des places»: Connexiones, émotions, valeurs. Socio, (2), 59-79.

Postigo, H. (junio, 2010). Information Communication Technologies and Framing for Backfire in the Digital Rights Movement: the Case of Dmitry Sklyarov’s Advanced E-Book Processor. Social Science Computer Review, 28(2), 232-250.

Postill, J. (2014). A Critical History of Internet Activism and Social Protest in Malaysia, 1998-2011. Asiascape: Digital Asia, 1(2), 78-103.

Reguillo, R. (2010). De los estudios culturales a la perspectiva sociocultural. Documento de trabajo. Iteso, Tlaquepaque.

Reguillo, R. (2013). Disidencia: frente al desorden de las cajas abiertas. México, breve y precario mapa de lo imposible. E-misférica, 19(2), 1-12.

Roulston, K. (2014). Analysing Interviews. En U. Flick. (ed.), The Sage Handbook of Qualitative Data Analysis. (pp. 297-312). Londres: Sage.

Rovira, G. (enero, 2013). Activismo mediático y criminalización de la protesta: medios y movimientos sociales en México. Convergencia, (61), 35-60.

Rovira, G. (abril, 2014). El #YoSoy132 mexicano: la aparición (inesperada) de una red activista. Revista Cidob d’Afers Internacionals, (105), 47-66.

Seongyi, Y. y Woo-Young, C. (mayo, 2011). Political Participation of Teenagers in the Information Era. Social Science Computer Review, 29(2), 242-249.

Tamayo, C. (2014). Ciudadanías transnacionales y comunicativas en contextos contemporáneos: acciones político-comunicativas de algunos movimientos sociales de Birmania e Irán. En J. Valencia. y C. García. (eds.), Movimientos sociales e Internet. (pp. 157-182). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

Theocharis, Y. (enero, 2012). Cuts, Tweets, Solidarity and Mobilisation: How the Internet Shaped the Student Occupations. Parliamentary Affairs, (65), 162-194.

Thompson, J. (1995). The Media and Modernity. A Social Theory of the Media. California: Stanford University Press.

Thompson, J. (2002). Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas. Ciudad de México: UAM Xochimilco.

Toret, J. (2013). Tecnopolítica: la potencia de las multitudes conectadas. El sistema 15M, un nuevo paradigma de la política distribuida. Barcelona: Internet Interdisciplinary Institute.

Touraine, A. (2000). ¿Podremos vivir juntos? Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Touraine, A. (2006). Los movimientos sociales. Revista Colombiana de Sociología, (27), 255-278.

Notas

1 El estado de la cuestión se realizó a partir de tres líneas y las intersecciones entre ellas: los estudios de comunicación en Internet, los estudios sobre movimientos sociales, y los estudios sobre el espacio público. Por el objetivo de este artículo, solo se aborda la intersección entre comunicación en Internet y los movimientos sociales.

2 La página oficial de Amigos Pro Animal en Facebook se encuentra disponible en: https://www.facebook.com/AmigosProAnimal/ . El grupo cuenta con otras páginas: la de Lengüitas, su personaje representativo ( https://www.facebook.com/SoyLenguitas/?ref=ts&fref=ts ) y la de Amigos Peludos Radio, el programa que tienen en Radio UAA ( https://www.facebook.com/AmigosPeludosRadio/?fref=ts ).

3 Amigos Pro Animal maneja dos cuentas en Twitter: la oficial de la asociación ( https://twitter.com/AmigosProAnimal ) y la de Lengüitas, el personaje ( https://twitter.com/Lenguitas1 ).

4 Disponible en: https://www.instagram.com/amigosproanimal/ .

5 Disponible en: https://www.youtube.com/channel/UCoxqSVO71E77194n0G9WB_g .

6 Disponible en: https://plus.google.com/+ProAnimalAPA .

7 El sitio web de Amigos Pro Animal se encuentra disponible en: http://amigosproanimal.org/v2/ .

8 La página de Libros Vagabundos Aguascalientes en Facebook se encuentra disponible en: https://www.facebook.com/librosvagabundosags/ . Además, hay otras 32 páginas que corresponden a las células del colectivo en otras ciudades: Jesús María y Pabellón de Arteaga, en Aguascalientes; Monclova y Saltillo, en Coahulia; Gómez Palacio y Durango, en Durango; Monterrey, en Nuevo León; Zacatecas, en Zacatecas; Guadalajara, en Jalisco; Morelia, en Michoacán; San Francisco del Rincón y Universidad de Guanajuato Campus Celaya-Salvatierra, en Guanajuato; San Luis Potosí, en San Luis Potosí; Perote y Xalapa, en Veracruz; las delegaciones Benito Juárez e Iztacalco, en la Ciudad de México; Ecatepec, Lerma de Villada y Toluca, en el Estado de México; Cuernavaca y Ticumán, en Morelos; Pachuca, en Hidalgo; Tehuacán, en Puebla; Oaxaca, en Oaxaca; Ocozocoautla, San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas; todos estos en México. De otros países, se identificaron páginas en Facebook de Libros Vagabundos Guatemala, Guatemala; Guayaquil, Ecuador; Mala y Ventanilla, en Perú.

9 Durante la etapa de trabajo de campo, Libros Vagabundos mantuvo activa su cuenta de Twitter ( https://twitter.com/LVG2Ags ). Actualmente se encuentra inactiva.

10 Disponible en: https://www.youtube.com/channel/UCT_iripvO-G0k6hWG9Tu7OQ .

Descarga
PDF
ePUB
Herramientas
Cómo citar
APA
ISO 690-2
Harvard
Fuente
Secciones
Contexto
Descargar
Todas