Sección temática

Geoestrategias de paz y espacios de desenzarzamiento: diferentes procesos, diferentes espacios, a diferentes escalas y con diferentes calendarios*

Geostrategies of Peace and Spaces of Disengagement: Different Processes, Different Spaces, Different Scales, Different Timelines

Geoestratégias de paz e espaços de desvinculação: diferentes processos, diferentes espaços, diferentes escalas, diferentes cronogramas

Heriberto Cairo Carou**

Recibido: 15 de octubre de 2023

Aprobado: 19 de septiembre de 2024

https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.13796

Para citar este artículo

Cairo Carou, H. (2024). Geoestrategias de paz y espacios de desenzarzamiento: diferentes procesos, diferentes espacios, a diferentes escalas y con diferentes calendarios. Territorios, (51 Especial), 1-24. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.13796

Universidad del Rosario

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Resumen

La paz se construye en lugares específicos, que no son intercambiables, a través de prácticas espaciales definidas que construyen estructuras espaciales a diferentes escalas. Existe una gran cantidad de literatura sobre los procesos utilizados para construir la paz —el cómo de la construcción de la paz—; sin embargo, hay poca investigación que examine la cuestión de dónde ocurren la paz y la consolidación de la paz. Las zonas libres de armas nucleares (zlan) y las zonas de paz regionales (ZdeP) —y también las ZdeP locales— son espacios delimitados. Es decir, tienen un carácter principalmente territorial, aunque no en los habituales términos militaristas, porque todas ellas son iniciativas de desarme, por lo que son formas alternativas de entender la defensa. Las zlan son un concepto relacionado con la política de seguridad, de hecho, es una política de seguridad alternativa. En efecto, si entendemos el territorio como tecnología política, las zlan y las ZdeP son tecnologías políticas pacifistas, que destacan entre las que se proponen en este trabajo.

Palabras clave

Geoestrategia de paz; territorio; lugar; zonas libres de armas nucleares (zlan); zonas de paz (ZdeP).

Abstract

Peace is built in specific places, which are not interchangeable, through specific spatial practices that build spatial structures at different scales. There is a large amount of literature on the processes used to build peace —the how of peacebuilding. However, there is little research that examines the question of where peace and peacebuilding occur. The Nuclear Weapons Free Zones (nwfz) and the regional Peace Zones (ZofP) —and also the local ZdeP— are delimited spaces. That is, they have a mainly territorial character, although not in the usual militaristic terms because they are all disarmament initiatives, so they are alternative ways of understanding defence. zlan is a concept related to security policy, in fact it is an alternative security policy. In fact, if we understand the territory as a political technology, the nwfz and the ZofP are pacifist political technologies, which stand out among those proposed in this work.

Keywords

Geostrategy of peace; territory; place; Nuclear-Weapon-Free Zones (nwfz); Zones of Peace (ZofP).

Resumo

A paz é construída em lugares específicos, que não são intercambiáveis, por meio de práticas espaciais específicas que constroem estruturas espaciais em diferentes escalas. Há grande quantidade de literatura sobre os processos usados para construir a paz —o como da construção da paz—; no entanto, há poucas pesquisas que examinam a questão de onde a paz e a construção da paz ocorrem. As zonas livres de armas nucleares (nwfzs, em inglês) e as zonas de paz (ZdeP) regionais e locais são espaços delimitados. Em outras palavras, elas têm caráter essencialmente territorial, embora não nos termos militaristas usuais, pois todas são iniciativas de desarmamento e, portanto, são formas alternativas de entender a defesa. A nwfz é um conceito relacionado à política de segurança; na verdade, é uma política de segurança alternativa. De fato, se entendermos o território como uma tecnologia política, a nwfz e a ZdeP são tecnologias políticas pacifistas, que se destacam entre as propostas neste artigo.

Palavras-chave

Geoestratégia de paz; território; lugar; zonas livres de armas nucleares (nwfz); zonas de paz (ZdeP).

Para comenzar, quiero hacer un par de reflexiones sobre el sentido de la paz, que no por más conocidas son menos importantes. Hasta los años sesenta se identificaba una situación de paz como aquella en la que no existía una guerra declarada. Galtung y los que le siguieron subvirtieron esta concepción; para él, se trataba, fundamentalmente, de poner en cuestión la definición de paz exclusivamente como “ausencia de violencia”, que no había sido puesta en tela de juicio de forma radical hasta ese momento. Del mismo modo que reclamaba un concepto ampliado de violencia, planteaba la necesidad de un concepto ampliado de paz que la considerase como “ausencia de violencia personal y ausencia de violencia estructural. Nos referiremos a ellas como paz negativa y paz positiva, respectivamente” (Galtung, 1969, p. 183).

La “paz positiva”, no obstante, implica, como ya hemos señalado antes, algo más que la mera ausencia de todo tipo de violencia; en la medida en que el concepto “emergió construido en torno a ideas tales como ‘armonía’, ‘cooperación’ e ‘integración’” (Galtung, 1985, p. 145), se refería también a las acciones necesarias para producir las condiciones en las que se pudiera construir la paz, que supondrían la superación de las desigualdades estructurales que abocan a la mayoría de la población mundial a la pobreza y la construcción de una sociedad con valores pacíficos que rechaza la violencia.

La paz negativa es reactiva, mientras que la paz positiva es proactiva. De ahí la idea de que la paz se tiene que construir, porque no es solamente la falta de algo. Por eso, en un trabajo de geopolítica que intente ser reputado como investigación para la paz habrán de incluirse, entonces, las consideraciones que sea menester sobre las geoestrategias orientadas hacia la superación de la violencia,1 es decir, medidas que contribuyan a establecer estructuras geográfico-políticas que con diverso alcance contribuyan a desenzarzar los conflictos
—es decir, estructuras geográfico-políticas que separen o aplaquen a quienes riñen o disputan— y den base a un horizonte de paz.

Se trata de comprender que la paz (y la guerra) están espacialmente constituidas y no se pueden entender al margen de los lugares en los que se desarrollan. Así, mi perspectiva de análisis se inscribe dentro del “giro espacial” (spatial-turn) que se ha producido en los estudios sobre paz y conflictos recientemente (Björkdahl & Kappler, 2017), que ha sido acompañado desde la geografía reclamando el estudio de la paz en un contexto geográfico (Megoran, 2011), y que viene a sumarse a movimientos similares en otras disciplinas de las ciencias sociales y humanidades (Warf & Arias, 2009).

Estas perspectivas se han desarrollado principalmente en este siglo, tras la constitución de un orden geopolítico especialmente militarizado.2 Virginie Mamadouh, que ya había escrito un trabajo pormenorizado sobre los geógrafos y el estudio de la paz y la guerra desde los inicios de la geografía académica moderna (Mamadouh, 2005), hace en una segunda parte de ese análisis un repaso de la literatura en geografías de paz en lo que va del siglo xxi (Mamadouh, 2023). Y Björkdahl (2023) expone las investigaciones que han adoptado el “giro espacial” en los estudios sobre paz y conflictos.

Macaspac y Moore (2022) describen cómo se ha desarrollado esta evolución teórica en ambas subdisciplinas, y muestran que se ha hecho en paralelo, con poca interacción productiva entre ambas. Cada una ha incorporado conceptos y discusiones de la otra, pero no han creado una perspectiva conjunta. Para vencer esta separación y conseguir orientaciones metodológicas comunes, proponen utilizar el marco conceptual de las “prácticas espaciales” (spatial practices).

Estudiarlas permite alcanzar varios objetivos: definir mejor el objeto de análisis; entender las diferencias y similitudes de los distintos artefactos geopolíticos diseñados para progresar hacia la paz; mejorar la visibilidad temporal y procesual de los proyectos sociales y políticos implicados con la paz; y, finalmente, superar el reduccionismo analítico de considerar estos proyectos como espacios, territorios o lugares exclusivamente.

Otro aspecto del nuevo “giro espacial” de estudio es que la paz no está en un estado fijo, sino que es algo que siempre se construye (y reconstruye) a diversos niveles del orden social. Históricamente es denunciada y renovada continuamente. Está intrínsecamente vinculada a la violencia, pero no es solo su ausencia. Por eso, la cuestión de la paz debe estudiarse no solo porque pueda constituir un estado por alcanzar, un objetivo social que, por lo tanto, definiría diversas políticas estatales y sus correspondientes sociedades, sino porque la tensión entre paz y violencia instituye un elemento constitutivo fundamental de cualquier orden mundial.

1. Geoestrategias de paz para la construcción espacial de la paz

La construcción de la paz tiene tres características principales (Lederach, 1997): es un proceso que se dirige a las raíces y síntomas de los conflictos violentos; puede tener lugar a múltiples niveles de la sociedad; y, por último, no tiene un final ni un principio claro, puede operar antes del conflicto, durante este o después de él. Es decir, las medidas espaciales de construcción de la paz son de múltiple origen, desarrollo y consecuencias.

En este sentido, la paz se construye en lugares concretos, que no son intercambiables, y lo hace a través de prácticas espaciales que crean estructuras espaciales a diferentes escalas. Hace años enunciaba Galtung (1994) cuatro caminos hacia la paz: 1) la resolución de conflictos, 2) el equilibrio de poder, 3) el desarme y 4) las políticas alternativas de seguridad. Estos caminos han sido más o menos explorados desde una perspectiva geográfico-política; se pueden analizar, por ejemplo, casos concretos de transformación del conflicto y construcción de la paz, mostrando las tensiones entre agencia y espacio en determinados lugares, como hacen Björkdahl y Kappler (2017) en un reciente libro (ver también Kapler, 2014), o se puede estudiar la puesta en marcha, evolución e impacto de geoestrategias de desarme, como las zonas libres de armamento nuclear o las zonas de paz (Pitt & Thompson, 1987; Hancock & Mitchell, 2007).

Recientemente, Megoran (2011) y Koopman (2011) han pedido estudios sobre la paz y, particularmente, sobre la construcción de paz a diferentes escalas, porque, como dice Vogel (2018, p. 433), “existe un cuerpo sustancial de literatura sobre los procesos utilizados para construir paz —el cómo de la construcción de la paz […]—. Sin embargo, hay poca investigación que examine la cuestión de dónde ocurren la paz y la construcción de la paz”. Trabajando sobre Lefebvre, Foucault y, particularmente, el concepto de “tercer espacio” de Bhabha (1994), propone la idea de “espacios de paz”, que “deben entenderse como espacios donde la voz subalterna encuentra un ‘hogar’ para evolucionar y desafiar los discursos hegemónicos” (Vogel, 2018, p. 435).

El “espacio de paz” es un concepto muy atractivo. No obstante, creo que no todos los ejemplos posibles están dando voz a los subalternos, por eso, tenemos diferentes tipos de espacios. Además, la definición de todas estas áreas como espacios de ‘paz’ también es demasiado ambiciosa desde mi punto de vista. Por ello, prefiero hablar de ‘espacios de desenzarzamiento o desenredamiento’ —lo que serían spaces of disengagement en inglés— a falta de alguna denominación más adecuada.

La idea de desenzarzar o desenredar implica que estamos ante un proceso en desarrollo no ante un estado de cosas alcanzado, que intenta revertir procesos previos de enzarzamiento o enredamiento que han conducido a un conflicto. En otras palabras, los ‘espacios de desenzarzamiento o desenredamiento’ serían aquellos en los que se desarrollan procesos de pacificación o reducción del conflicto —es decir, geoestrategias de paz—.

A la hora de sistematizar las geoestrategias de paz, podemos distinguir entre las que se centran en la paz como fenómeno de courte durée, de moyenne durée o de longue durée (Taylor, 1991).3 Las primeras serían estrategias geográficas para la resolución de conflictos concretos; las segundas, formas de organización del espacio que, dentro de la actual estructura geográfico-política global, reducen las posibilidades de conflicto; y las últimas estarían constituidas por diversas opciones para superar las estructuras espaciales en las que en la actualidad se generan los conflictos.

A su vez, todas las geoestrategias, como cualquier acción humana, se desarrollan a diferentes escalas. Habitualmente se tienen en cuenta tres escalas: la global, la estatal-nacional y la local. Creo que es importante añadirle una más, la personal, como hace Enloe (2016), porque las ideas tienen su importancia y la lucha por hacer retroceder las ideas militaristas pasa, en primer lugar, por los ámbitos de vida cotidiana, el grupo de amigos, el aula, el lugar de trabajo… pero ante todo uno/a mismo/a.

Podría pensarse que las geoestrategias de longue durée estarían más relacionadas con el concepto de paz positiva de Galtung, mientras que las de courte durée serían más de paz negativa, pero, a pesar de la correlación ciertamente existente entre determinadas medidas en la courte durée y la paz negativa, estas forman parte de un continuo.

Por ejemplo, el armisticio como el firmado entre las dos Coreas y las fuerzas de las Naciones Unidas el 27 de julio de 1953, que, a la vez que aseguraba el cese total de las hostilidades en la península de Corea hasta que se alcance un acuerdo de paz definitivo, estableció la actual zona desmilitarizada —tomando como referencia el paralelo 38 norte— como frontera entre ambos países, que se ha convertido en una de las más fortificadas militarmente del mundo, ya que la situación de conflicto no ha desaparecido, pero nada de esto impide que haya propuestas de establecer una zona libre de armas nucleares, o, en un lejano futuro, la reunificación y la desmilitarización de la seguridad nacional.

Si combinamos las escalas espaciales y temporales, nos saldrán doce modos de geoestrategia de paz, tal y como se recoge en el tabla 1.

Tabla 1. Escalas espaciales y temporales de las geoestrategias de paz

Courte durée

Moyenne durée

Longue durée

Personal

“Desmilitarización del armario”.

Performances políticas pacifistas (Woman’s Peace Parade, Women’s International Congress for Peace and Freedom/Women Cross dmz).

Cambio de mentalidad patriarcal/militarista.

Local

Reducir la dependencia de la economía local de la industria militar.

Ciudades libres de armas/comunidades de paz.

Desarrollo territorial igualitario.

Estatal-nacional

Acuerdos de paz (partición del territorio/rectificación de fronteras).

Medidas espaciales de desarme (zonas desnuclearizadas/zonas de paz).

Desmilitarización de la seguridad nacional.

Global

Democratización de la gobernanza global.

Prácticas de evasión de soberanía.

Cambio estructural de formación social a una más democrática, más justa, más igualitaria y más pacífica.

Fuente: elaboración del autor.

En la courte durée, podemos desarrollar medidas espaciales de paz que no acarrean cambios sustanciales en las estructuras políticas y sociales, pero que tienen un impacto relativamente importante en los conflictos en marcha o en gestación. En la escala personal, la “desmilitarización del armario” (Enloe, 2016, pp. 123-143), simbolizada por la autora en el rechazo a comprar zapatillas deportivas producidas en fábricas que emplean fundamentalmente a mujeres mal pagadas y dirigidas por varones con formas militares, implica dar pasos en la disminución del militarismo patriarcal en nuestra vida cotidiana. Esto, en la escala local, entraña reducir la dependencia económica de la industria militar.

En la escala del Estado-nación, las posibilidades de resolver conflictos mediante procedimientos como la partición del territorio disputado o el establecimiento de un nuevo trazado de las fronteras interestatales o intraestatales son reales, y es usual recurrir a ellas tras las guerras para intentar asegurar la viabilidad de la paz. Y, en la escala global, nos encontramos con la posibilidad de democratizar las instituciones de gobernanza global, como las Naciones Unidas, mediante fórmulas propuestas en el Foro Social Mundial, tales como el incremento de los puestos fijos en el Consejo de Seguridad incorporando a países como Brasil o Sudáfrica, o la necesidad de contar con una mayoría de gobiernos para tomar decisiones efectivas (Chase-Dunn et al., 2011, pp. 24-25).

En el otro extremo, las geoestrategias en la longue durée y en la escala más amplia. Una civilización global nueva significa la transformación de las instituciones existentes, la concesión al proletariado global de más derechos y mejores condiciones de vida a expensas de las actuales clases dominantes del centro y la periferia del sistema mundial. En definitiva, conlleva una nueva formación social, que en la escala intermedia —la actual escala estatal-nacional— desmilitarice la seguridad y en la escala local logre un desarrollo territorial igualitario. Probablemente nada de esto será posible sin la desmilitarización y despatriarcalización del pensamiento individual.

2. Geoestrategias de paz en la moyenne durée: los espacios de desenzarzamiento a diferentes escalas

En la moyenne durée, la construcción de paz es más consistente, y, por eso, me gustaría centrarme en las políticas escalares de la consolidación de la paz y, específicamente, en cómo los diferentes espacios de lo que, como ya he dicho, provisionalmente podríamos llamar de ‘desenzarzamiento o desenredamiento’, como las ‘zonas libres de armas nucleares’, las ‘zonas de paz’, las ‘ciudades de paz’ y los ‘parques de paz’, están representados, negociados y practicados desde la escala local a través de la nacional hasta la global.

a) La escala personal

En la escala personal de la moyenne durée, encontrábamos lo que he denominado “performances políticas pacifistas”, es decir, de ocupaciones cortas del espacio público para protestar contra la guerra o abogar por la paz. Las miles de manifestaciones, sentadas, cortes de vías con este objeto creo que se pueden simbolizar en la Woman’s Peace Parade (figura 1), celebrada en Nueva York en 1914 contra el estallido de la Primera Guerra Mundial, que terminó en el Women’s International Congress for Peace and Freedom realizado en La Haya en 1915.

Figura 1. Women’s Peace Parade en la Quinta Avenida (Nueva York, 29 de agosto de 1914)

Fuente: George Grantham Bain Collection, Library of Congress Prints and Photographs Division, Washington, D. C. http://hdl.loc.gov/loc.pnp/pp.print

Otro buen ejemplo de estas performances serían las organizadas por un grupo de mujeres de numerosos países, de toda edad y condición, Women Cross dmz (figura 2), que luchan por el establecimiento definitivo de la paz en Corea. En 2015, coincidiendo con el septuagésimo aniversario de la trágica división de Corea por parte de Estados Unidos y la ex Unión Soviética, 30 mujeres del grupo procedentes de todo el mundo cruzaron la zona desmilitarizada de Corea, la franja de tierra que ha separado a Corea del Norte y Corea del Sur desde el alto al fuego ‘temporal’ que detuvo la Guerra de Corea en 1953.

Figura 2. Mujeres activistas por la paz cruzan la zona desmilitarizada entre las dos Coreas (Panmunjom en Paju, norte de Seúl, 24 de mayo de 2015)

Fuente: Strother (2015). https://www.voanews.com/a/women-activists-arrive-in-south-korea-from-north/2787570.html

La ocupación temporal de espacios públicos, como se hace en estas geoestrategias, supone una reterritorialización de estos. No son simplemente manifestaciones que siguen recorridos autorizados, sino intentos simbólicos de romper con los usos habituales de esos espacios. No llegan a ser las zonas autónomas temporales (taz, por su sigla en inglés) de las que se ocupa Hakim Bey (s. f. [1991]), aunque estas —sean lo que sean— se inscribirían en esta categoría.

b) La escala global

En la escala global, también hemos constatado que existen ejercicios de evasión de la soberanía (Falk, 1990) que ponen en cuestión el monopolio estatal sobre los símbolos y las prácticas de la soberanía territorial. La campaña desarrollada por Greenpeace desde 1979 a favor de que el continente antártico fuera declarado un parque mundial (figura 3) culminó en el establecimiento de una base, la Base World Park, en 1986 para aumentar la presión sobre las naciones del Tratado Antártico a favor de que la Antártida fuera declarada un bien común de todos los países.

Figura 3. Postal de la campaña de Greenpeace España por la “Antártida, Parque Mundial” (1989)

Fuente: Imaginaria (1999).

Estas prácticas no denotan necesariamente la extinción inmediata y revolucionaria del Estado territorial, aunque fomentan dos principios: la desreificación de la soberanía territorial, en el sentido de forjar una rearticulación política del espacio segmentado que corresponde a los territorios de los Estados-nación; y la civilización global, de contornos necesariamente indefinidos, tal y como pudimos comprobar con motivo de la campaña a favor de la acogida de refugiados en Europa en 2015, efectuada por activistas y con mucho eco en las autoridades locales de muchas ciudades (figura 4).

Figura 4. Acción en Australia dentro de la campaña de Amnistía Internacional sobre los refugiados (2017)

Fuente: Marie-Anne Ventoura/Amnesty International. https://www.amnesty.org.au/five-things-you-can-do-for-refugees/

c) La escala estatal-nacional

Creo que el paradigma de construcción espacial de paz sería el de las zonas libres de armas nucleares (zlan) y las zonas de paz (ZdeP), ambas construidas en grandes regiones que integran varios Estados, que son dos formas de organización del espacio en la escala estatal-nacional que reducen las posibilidades de conflicto.

Las zlan (figura 5) son oficialmente:

Figura 5. Áreas libres de armas nucleares en el mundo

Fuente: un Office for Disarmament Affairs. https://www.un.org/nwfz/content/overview-nuclear-weapon-free-zones

[…] cualquier zona reconocida como tal por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que cualquier grupo de Estados, en el libre ejercicio de su soberanía, haya establecido en virtud de un tratado o convención por el cual:

a) se define el estatuto de ausencia total de armas nucleares al que estará sujeta la zona, incluido el procedimiento para la delimitación de la zona;

b) se establece un sistema internacional de verificación y control para garantizar el cumplimiento de las obligaciones que se derivan de dicho estatuto (Resolución 3472 (XXX), Estudio integral de la cuestión de las zonas libres de armas nucleares en todos sus aspectos. 2437ª sesión plenaria de la Asamblea General de la onu, 11 de diciembre de 1975).

Un paso más allá es la creación de zonas de paz regionales, como la proclamada en América Latina y el Caribe en 2014 por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) (figura 6) —recordando antecedentes como el establecimiento, en 1986, de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur—, por la cual, entre otras cosas, los 33 países de la región declaran “[su] compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de nuestra región”.

Figura 6. Proclamación de América Latina como zona de paz

Fuente: página web de la II Cumbre de la Celac. https://misiones.cubaminrex.cu/es/articulo/proclama-de-america-latina-y-el-caribe-como-zona-de-paz

La creación de estas ZdeP regionales se basa en el deseo de todos los pueblos de preservar y consolidar la paz mediante la promoción de relaciones amistosas entre los Estados y el compromiso de todos los países de resolver cualquier diferencia mediante el diálogo y medios pacíficos de conformidad con el derecho internacional.

Koga (2014) describe procesos similares en la asean, y, más recientemente, el primer ministro de Fiji ha propuesto la transformación del océano Pacífico en una ZdeP (Kaiku & Boie, 2023).

La finalidad de las zlan es impedir la introducción de armamento nuclear en la zona, tanto por parte de los países pertenecientes a esta como por las potencias nucleares, mediante un acuerdo de los Estados implicados. El objetivo de una ZdeP es doble: por un lado, prevenir la carrera de armamentos, tanto convencional como nuclear; y, por otro, fomentar la cooperación entre los Estados de la zona o con actividades en ella.

El establecimiento de las zlan y de las ZdeP regionales está regulado por tratados, o, al menos, por acuerdos firmados entre las partes. No existen zlan ni ZdeP regionales de hecho;4 los tratados en general y los que regulan disposiciones de paz en particular se encuentran en el mismo centro de la relación entre violencia y paz, ya que, como señalaba Camargo (2003, pp. 119 y ss.), siguiendo a Foucault, el derecho es la continuación de la disputa de fuerza, y los tratados, como cualquier forma de norma, son “documentos-verdad” a partir de los cuales se expresa un orden.

Los tratados internacionales expresarían entonces el orden internacional de Estados, y conforman una representación del espacio, que, según la trialéctica de Lefebvre (1974), está vinculada a unas prácticas espaciales determinadas, que pueden ser desafiadas y modificadas en los espacios de representación.

En el caso de las zlan y las ZdeP, las prácticas espaciales asociadas a ellas resultan de la reducción de presupuestos militares, que, como apuntaba un experto de las Naciones Unidas respecto a la creación de América Latina y el Caribe como ZdeP, “[…] implica la liberación de fondos para el desarrollo y un desplazamiento de la fuerza laboral anteriormente dedicada a las industrias militares hacia actividades pacíficas, la protección de los derechos humanos, la conservación del medio ambiente, la erradicación del analfabetismo, la promoción de la educación y la investigación científica” (ohchr, 2014).

Aunque las zlan y las ZdeP regionales son productos de la Guerra Fría —particularmente las primeras—, en la actualidad no cabe desecharlas ni desdeñar sus posibilidades.

d) La escala local

Pero no se puede contemplar solamente la acción de los Estados en la creación de espacios de desenzarzamiento, sino que también hay que tomar en cuenta las construcciones de paz desde abajo (bottom-up peace-building), como son las zonas de paz locales creadas por decenas de comunidades en los países del sur global en conflicto (Hancock, 2017; Mitchell & Nan, 1997; Mouly et al., 2015; Lopez-Reyes, 1997; Garcia, 1997). Así mismo, las iniciativas indígenas de construcción de la paz, que desafían la paz liberal (Mac Ginty, 2008), especialmente en Aotearoa/Nueva Zelanda (Devere et al., 2017).

Estas ZdeP construidas a nivel local se definen en la Enciclopedia internacional de paz de Oxford (Young, 2010) como “[…] zonas físicas cuyos habitantes generalmente se consideran inviolables contra ataques. Abundan los ejemplos de este tipo de zonas, desde zonas de acantonamiento establecidas durante la implementación de acuerdos de paz, hasta zonas temporales creadas para entregar suministros médicos o inocular a la población civil, hasta el tipo ‘clásico’ de zona creada durante un conflicto civil para proteger a los civiles de ataque”.

Macaspac (2023) describe bien cómo fueron surgiendo estas zonas en los años ochenta y hace un buen inventario de ellas, mostrando cómo esta figura se ha extendido por casi todos los continentes, alcanzando incluso a países como Irlanda, que no pertenecen al sur global. Pero las ZdeP locales más paradigmáticas han sido las que se han desarrollado en Filipinas, que estudia el propio Macaspac, y las creadas en Colombia, particularmente la de San José de Apartadó (figura 7).

Figura 7. Comunidad de paz de San José de Apartadó (desde 1997)

Fuente: Fundación Musol. musol.org/hermanamientos/Alburquerque/san-jose-de-apartado-comunidad-de-paz

Por otro lado, también a escala local, tenemos la miríada de ciudades libres de armamento nuclear que proliferaron en los años setenta y ochenta (Ross, 2013) (figura 8), así como las “zonas libres de armas”, creadas en diferentes contextos locales y regionales (Pfiffner & Sutton, 2013).

Figura 8. Ciudades desnuclearizadas: Berkeley (California) (tomado en 1986)

Fuente: Yodel 2010-Own Work, cc by-sa 4.0. https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=149485549

Las declaraciones de ciudad libre de armas nucleares durante el orden geopolítico de la Guerra Fría pretendían obstaculizar la enloquecida carrera de armamentos nucleares que aseguraba la estrategia de Destrucción Mutua Asegurada (mad, por su sigla en inglés, que casualmente mostraba el carácter enfermizo de esta). La prohibición de producción, transporte o almacenamiento de armas nucleares en el término municipal, declarada por las autoridades municipales, era a menudo reforzada por activistas cuando se pretendía ignorar por parte de algún actor externo.

En la actualidad, es una geoestrategia utilizada (véase Swanson, 2023), aunque está más extendida la campaña global Cities Appeal, promovida por la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ican, por su sigla en inglés), orientada a pedir a los gobiernos nacionales que se adhieran al Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares.5

Las ZdeP locales y las ciudades libres de armamento nuclear o armas son dos momentos del mismo caso, y ambos concurren en la cuestión clave de nuestra perspectiva: cómo la política de escala articula lo local con lo internacional y lo nacional,66 porque, como veremos, los cambios de escala no se hacen entre conjuntos espaciales desconectados, sino que están transversalmente conectados. Pero ni siquiera la jerarquía de la escala es respetada en los espacios de agencia, la acción local no responde exclusivamente a hechos y factores locales, sino que puede responder a políticas o legislaciones nacionales, e incluso a veces se salta varios niveles y lo local se relaciona directamente con lo global (Flint, 2006, pp. 11 y ss.).

Otros artefactos de carácter local que forman parte de geoestrategias de paz son las llamadas ‘ciudades de paz’ y los ‘parques de paz’. Las ‘ciudades de paz’ (peace cities) son ciudades, pueblos o lugares en general que son declarados formalmente consagrados a la paz por sus autoridades por diferentes motivos (destruidos en guerras, sede de organizaciones internacionales, sede de conferencias de paz, etc.) (Van den Dungen, 2010).

A su vez, los ‘parques de paz’ (peace parks) pueden ser internos, normalmente para celebrar el fin de un conflicto, o internacionales, que, según la definición de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (iucn, por su sigla en inglés), son “áreas transfronterizas protegidas gestionadas a través de mecanismos legales u otros medios, que están dedicadas tanto a la conservación de la diversidad biológica y cultural como a la promoción de la paz y la cooperación. La paz y la cooperación abarcan construir confianza, comprensión y reconciliación entre las naciones, la prevención y resolución de conflictos y el fomento de cooperación entre países, comunidades, agencias y otras partes interesadas” (citada en Lejano, 2006, p. 564). Sin embargo, el nombre es un paraguas demasiado pequeño para un contenido diferente, aunque relacionado, especialmente en un momento de amenaza a la vida de los seres humanos en el planeta derivada de los daños producidos por estos al equilibrio ecológico global.

3. Territorialidad, construcción de paz espacial, política escalar y resolución de conflictos

Todos estos artefactos descritos en las escalas local y estatal-nacional son obviamente espacios, pero cada uno se enmarca más en una lógica territorial o en una lógica de lugar. Por otro lado, tienen un valor legal y simbólico, pero en cada caso su creación está asegurada por estructuras jurídicas o se basa más en declaraciones simbólicas. Si cruzamos estas características, se puede alcanzar una clasificación útil (tabla 2).

Tabla 2. Espacios de desenzarzamiento

Estructuras jurídicas

Estructuras simbólicas

Lógica territorial

zlan y zonas de paz regionales

Zona de paz locales

Lógica de lugar

Parques de paz internacionales

Ciudades y parques de paz locales

Fuente: elaboración del autor.

Abundando en lo que decíamos al principio del anterior apartado, los espacios de desenzarzamiento con lógica territorial de construcción son, a mi juicio, los prototípicos, por lo que vamos a profundizar un poco más en su naturaleza.

a) Las zlan y las ZdeP regionales

Las zlan y las ZdeP regionales —y también las ZdeP locales— son espacios delimitados. Es decir, tienen un carácter principalmente territorial, lo que debería haber atraído a los geógrafos a su estudio. Por eso, es algo sorprendente que la mayor parte de los trabajos sobre zlan o ZdeP regionales hasta ahora han sido elaborados desde una perspectiva jurídica, pero es necesario que se aborden desde otras perspectivas, en particular desde una perspectiva política y espacial, es decir, desde la geografía política y la geopolítica.

Los territorios siempre se ven afectados por la territorialidad, que se define como “el intento de un individuo o grupo (x) de influir, afectar o controlar objetos, personas y relaciones (y) mediante la delimitación y la afirmación del control sobre un área geográfica” (Sack, 1983, p. 56). Obviamente, esta área geográfica es lo que llamamos territorio, pero territorialidad no es un término equivalente, porque “no es un objeto sino una relación”, y su “definición más común es defensa del área. Se espera que el individuo esté en el área que debe defender” (Sack, 1983, p. 56). Desde este punto de vista, las zlan, las ZdeP y los parques de paz son muestras de esta conducta humana, aunque no en los términos habituales porque todas ellas son iniciativas de desarme, por lo que son formas alternativas de entender la defensa.

De hecho, la literatura sobre zlan subraya que se trata de un concepto de seguridad. Por ejemplo, Kennedy Graham (1987), hablando de la política no nuclear de Aotearoa/Nueva Zelanda, afirma: “La postura no nuclear adoptada por Nueva Zelanda no es una falta de juicio ni un gesto ofensivo hacia sus amigos. Es una política considerada y medida diseñada para mantener la seguridad nacional de un país” (p. 217).

Si entendemos el territorio como tecnología política, como lo hace Elden (2013), las zlan y las ZdeP son tecnologías políticas pacifistas. Los gobiernos y los movimientos sociales pacifistas utilizan estas tecnologías pacifistas a través de diferentes tipos de políticas escalares para resolver algún problema local(izado). La crisis de los misiles nucleares cubanos de 1962 llevó al gobierno de un país vecino, México, a desarrollar una estrategia geopolítica para crear una macrorregión latinoamericana libre de armas nucleares. Esto es lo que Smith (1996) aludió como “salto de escala, [que] es una estrategia política]” (p. 72). Un problema a escala nacional (Cuba) encontró solución permanente saltando a escala macrorregional, lo que permitió firmar el tratado de Tlatelolco por la práctica totalidad de los países latinoamericanos, de modo que entró en vigor en 1969.

La política escalar es aún más evidente en el caso del Pacífico. Las pruebas nucleares francesas en Mururoa dieron lugar a la campaña de pruebas antinucleares de Greenpeace en 1972-73, que tuvo un atractivo particular en Aotearoa/Nueva Zelanda. En este último país comenzó en 1981 una campaña para declarar sus pueblos y ciudades como libres de armas nucleares. En 1984 el 60 % de los neozelandeses vivía en ciudades libres de armas nucleares y la campaña condicionó las elecciones en ese año, llevando al Partido Laborista a adoptar una política de mantener el país libre de armas nucleares, que le permitió vencer en los comicios y negociar posteriormente el Tratado de Rarotonga, que entró en vigor en 1985 (Clements, 2014).

El movimiento pacifista en Aotearoa se centró en la oposición a las actividades nucleares relacionadas con Estados Unidos en Nueva Zelanda, pero de inmediato los activistas saltaron a escalas local e internacional (macrorregional).

Campañas políticas como esta han mostrado el potencial político de los movimientos sociales que reelaboran la escala, como manifestó Neil Smith (2004):

Se supone que las ciudades y los Estados no deben tener su propia política exterior, prerrogativa presumiblemente de los Estados nacionales. Se supone que los individuos privados no deben eclipsar a los Estados-nación a la hora de financiar otras instituciones estatales nacionales y transnacionales. En el hogar de los libres, se supone que los activistas “nacionales” no deben saltar la escala y apelar a la autoridad internacional para la resolución de quejas locales. […] Suposiciones arraigadas sobre qué tipos de actividades sociales encajan adecuadamente y en qué escalas están siendo cuestionadas y alteradas sistemáticamente (p. 193).

Pero el caso es que los activistas saltan las escalas (Clements & Ikeda, 2019; Locke, 1992), y en no pocas ocasiones con éxito, como hemos visto en el caso de Aotearoa/Nueva Zelanda.

b) Las ZdeP locales

Con respecto a las ZdeP locales, según Macaspac (2023, pp. 180-181), su espacialidad está definida por tres características: 1) están animadas por la política de escala; 2) están enraizadas en lugares; y 3) son espacios de agencia. Estoy de acuerdo con esta caracterización, pero quisiera subrayar que las ZdeP locales tienen una lógica territorial fundamental: la declaración de una ZdeP local establece unos límites dentro de los cuales los actores armados en conflicto no pueden acceder y las comunidades locales se comprometen a no ejercer la violencia.

Pero es importante atender a las prácticas espaciales que permiten su creación: “La zonificación, o la creación de zonas, es una práctica espacial que se utiliza con frecuencia en diversos contextos, desde zonas de paz desarrolladas por comunidades locales en medio de conflictos armados […] hasta áreas seguras designadas internacionalmente o zonas seguras para la protección de civiles durante la guerra” (Macaspac & Moore, 2022, p. 6).

Los antecedentes más obvios de las zonas locales de paz fueron las iglesias medievales, que ofrecían ‘santuario’ a los fugitivos. Allí eran inmunes al arresto. Antiguos ejemplos del mismo dispositivo social fueron los ‘asilos’ de la antigua Grecia y Roma, y las ‘ciudades de refugio’ de los antiguos Israel y Judea. Todos los lugares tienen en común que los refugiados no podían ser castigados allí, porque eran considerados suelo sagrado. Estos sitios de refugio pueden considerarse una especie de medidas de paz negativas, porque no van a la raíz del problema, sino que excluyen ciertos comportamientos de estos espacios delimitados.

Las zonas desmilitarizadas (dmz, por su sigla en inglés) son antecedentes de las actuales zlan, ZdeP regionales y, hasta cierto punto, de los parques de paz. Las dmz son áreas definidas por tratados o acuerdos entre Estados o grupos contendientes, donde las instalaciones militares, actividades o presencia de personal militar están prohibidas. La dmz coreana o la zona de amortiguamiento chipriota —la Línea Verde— son ejemplos actuales muy conocidos.

Las dmz son, como mucho, estrategias de resolución de conflictos, pero también deben considerarse medidas negativas para la paz. No obstante, pueden ser la base para iniciativas de construcción de paz, como lo demuestra la propuesta de un parque de la paz coreano en la dmz coreana (Kim & Bueno de Mesquita, 2015; Watson, 2015) o el uso de la zona de amortiguamiento chipriota por parte de los activistas por la paz de Occupy Bufer Zone (obz) (Björkdahl & Kappler, 2017).

Conclusiones

He intentado mostrar que la paz está espacialmente construida, aunque es cierto que a través de diferentes procesos, en diferentes espacios, a diferentes escalas y con diferentes calendarios.

Se han descrito y analizado distintas medidas que contribuyan a establecer estructuras geográfico-políticas que con diverso alcance sirvan para desenzarzar los conflictos y que proporcionen una base a la paz: serían los espacios de ‘desenzarzamiento’. Uno de los espacios de ‘desenzarzamiento’ paradigmático serían las zlan y las ZdeP, tanto regionales como locales.

Las zlan ya establecidas han logrado mantener libres de armas nucleares las áreas protegidas por los tratados firmados. Han demostrado ser verdaderos espacios de ‘desenzarzamiento’. No todas las potencias nucleares han firmado y ratificado los protocolos que las obligan a respetar la decisión del Estado que firma los tratados, pero en realidad las zonas sí han sido respetadas.

Este tipo de zonas no pueden imponerse por la fuerza, pero constituyen una política de seguridad alternativa, respetada por las potencias nucleares. Por eso, se las considera instrumentos atractivos para la consolidación de la paz.

Las zlan y ZdeP son instrumentos de desarme y políticas de seguridad alternativas, que se han propuesto p­rincipalmente para Estados de la ­periferia o ­semiperiferia. Entonces, podemos afirmar que son geoestrategias utilizadas por algunos de estos Estados para encontrar políticas de seguridad alternativas a la más habitual de involucrarse en la carrera nuclear. Evidentemente no todos buscan estas políticas de seguridad alternativas (son destacables los casos de China, India, Pakistán o Corea del Norte), pero todas las propuestas han sido efectuadas por movimientos sociales o Estados periféricos y semiperiféricos.

Las ZdeP locales —aunque no son los únicos ejemplos— ilustran los esfuerzos de la sociedad civil y las comunidades locales por escapar del torbellino de la violencia. No todas las iniciativas han tenido éxito, pero las que sí lo han hecho han evidenciado que la violencia no es algo inevitable, y que hasta en los conflictos armados más enconados se pueden hallar salidas.

El conjunto de geoestrategias de paz mencionadas en este trabajo son medidas de construcción espacial de la paz que han permitido, permiten y permitirán evitar algunos de los armagedones globales, nacionales o locales, y son muy importantes, porque, como anotaba Bunge (1988), “el planeta es suficientemente grande para la paz, pero demasiado pequeño para la guerra”.

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*Este trabajo ha sido elaborado en parte dentro del proyecto PID2022-139939NB-I00 del Plan Nacional de I+D (Proyectos de Generación de Conocimiento 2022, programa estatal de I+D+i orientado a los retos de la sociedad. Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2021-2023. Ministerio de Ciencia e Innovación).

**Grupo de Investigación sobre Espacio y Poder, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: hcairoca@cps.ucm.es. orcid: https://orcid.org/0000-0002-1083-731X

1“La oposición principal no es entre conflicto y paz, sino entre violencia y paz. La contradicción y el conflicto son parte de cualquier sistema social, pero es su mala gestión la que conduce a la violencia, sea esta entre clases, pueblos, Estados, etc.” (Cairo, 2021, p. 25).

2De facto, este orden geopolítico posterior al de la Guerra Fría, tras unos inicios indecisos, puede denominarse perfectamente de la “globalización militarizada”, por el grado de globalización alcanzado en las relaciones internacionales, que han sido permeadas por un militarismo rampante (véase Enloe, 2016, p. 1; y Cairo, 2023, p. 98).

3Taylor usa las tres categorías braudelianas de escala temporal: courte durée, moyenne durée y longue durée, que suelen ser traducidas por “duración corta”, “duración mediana” y “duración larga” (véase, por ejemplo, Villavicencio, 2020). Los hechos de courte durée son los que analiza la historia tradicional, atenta al acontecimiento y al individuo, que se pueden estudiar en términos de días o meses o, como mucho, unos pocos años; la moyenne durée (término que, por cierto, nunca empleó Braudel) es el tiempo de la coyuntura, de los procesos económicos, que se pueden examinar en unas decenas de años (como mucho en medio siglo); la longue durée es el de las estructuras, en particular las geográficas, que solo se pueden revisar en períodos seculares o multiseculares (Walter, 2006). Prefiero, como Taylor, mantener las denominaciones de la escala temporal en francés para acentuar más su fundamento braudeliano.

4Aunque hay autores, como Kacowicz (1995, 1998) y otros, que hablan de zonas de paz existentes de hecho, refiriéndose a los espacios que forman países democráticos contiguos, que muestran una menor propensión a la guerra. Podríamos llamar a estos espacios, con mayor precisión, ‘zonas de paz democrática o liberal’, pero no voy a abordar aquí ese concepto ni la investigación relacionada.

5En España, esta campaña está impulsada por la Alianza por el Desarme Nuclear, y ha logrado la adhesión de grandes ciudades como Barcelona, Zaragoza o Sevilla (véase https://desarmenuclear.org/la-alianza/).

6Neil Smith trabajó extensamente sobre la cuestión de la política de escala, un buen análisis de su obra se encuentra en Jones et al. (2017).