Sección general

Construir vida en la lejanía: fronteras y tendencias migratorias en la región amazónica

Building Life in the Distance: Borders and Migration Trends in the Amazon Region

Construindo a vida a distância: fronteiras e tendências migratórias na região amazônica

Sebastián Polo Alvis*

Nicolás Gissi Barbieri**

Angelo Flórez de Andrade***

Recibido: 29 de junio de 2022

Aprobado: 2 de febrero de 2024

https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.12178

Para citar este artículo

Polo Alvis, S., Gissi Barbieri, N., & Flórez de Andrade, A. (2024). Construir vida en la lejanía: fronteras y tendencias migratorias en la región amazónica. Territorios, (51), 1-22. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.12178

Universidad del Rosario

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

Resumen

El objetivo de este estudio de caso es analizar el flujo migratorio en la región amazónica, considerando las tendencias migratorias transfronterizas desde una perspectiva diacrónica. Se observa la evolución de la movilidad de países amazónicos por nacionalidad y entidad territorial de destino, teniendo en cuenta particularmente a Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, a partir de una revisión de los aspectos de índole geográfico, político y económico. En un primer apartado, abordamos las delimitaciones, territorios inaccesibles y transfronteralidad, documentándolo desde el siglo xviii. En una segunda sección, exploramos las principales tendencias contemporáneas, en las que se mantiene la dificultad de poblar y controlar desde el orden estatal, siendo cada vez más relevantes las conexiones existentes entre sus localidades y los centros políticos y económicos ubicados en el interior y exterior de cada país.

Palabras clave

Migración transnacional; Amazonas; fronteras; América del Sur.

Abstract

The aim of this case study is to analyze the migratory flow in the Amazon region, considering cross-border migratory trends from a diachronic perspective. The evolution of the mobility of Amazonian countries by nationality and territorial entity of destination is observed, especially considering Brazil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Peru, and Bolivia, based on a review of the geographical, political, and economic aspects. In the first section, we address delimitations, inaccessible territories, and cross-border, documenting it since the eighteenth century. In the second section, we give an account of the main contemporary trends, in which the difficulty of the state to populate and control remains the existing connection between their localities and the political and economic centers in the interior and exterior of each country.

Keywords

Transnational migration; Amazon; borders; South America.

Resumo

O objetivo deste estudo de caso é analisar os fluxos migratórios na região amazônica, considerando as tendências migratórias transfronteiriças a partir de uma perspectiva diacrônica. Observa-se a evolução da mobilidade dos países amazônicos por nacionalidade e entidade territorial de destino, levando em conta especialmente o Brasil, a Colômbia, a Venezuela, o Equador, o Peru e a Bolívia, com base em uma revisão dos aspectos geográficos, políticos e econômicos. A primeira seção trata de delimitações, territórios inacessíveis e questões transfronteiriças, documentando-o a partir do século 18. Na segunda seção, relatamos as principais tendências contemporâneas, nas quais se mantém a dificuldade de assentamento e de controle a partir da ordem estatal, sendo cada vez mais relevantes as conexões existentes entre suas localidades e os centros políticos e econômicos localizados no interior e no exterior de cada país.

Palavras-chave

Migração transnacional; Amazônia; fronteiras; América do Sul.

Introducción

Desde mediados del siglo xx las migraciones internacionales se han dirigido mayoritariamente desde los países más pobres hacia los países más ricos (sur-norte), pero hoy más de la mitad de estos desplazamientos se producen entre las sociedades del sur (sur-sur). Los y las emigrantes suelen preferir moverse hacia países vecinos, por razones de accesibilidad y de proximidad cultural, así como por contar con redes de parientes y amigos.

Por su parte, los refugiados que escapan de conflictos y guerras también tienden a huir (Mezzadra, 2005) tras las fronteras de los Estados más cercanos. Las recientes problemáticas políticas, económicas y ambientales han generado renovados flujos migratorios, destacando nuevas y viejas rutas en América Latina.

Estas movilidades transnacionales derivan de un contexto de interconexión que causa dependencia económica e inestabilidad política a los países pobres, alcanzando la migración más países y zonas geográficas, incluyendo el área del Amazonas, tratándose de un territorio transfronterizo, culturalmente híbrido y rural-urbano (López, 2003; Zárate, 2003), con asentamientos en que confluyen históricamente relaciones de conflicto y cooperación.

Considerando el proceso histórico de las repúblicas suramericanas, el entorno amazónico ha sido objeto de iniciativas de dominio territorial que, hasta el día de hoy, ha supuesto un reto directo para la construcción de cada uno de estos Estados. Dada su relevancia geopolítica, y el actual cruce de migraciones sur-norte y sur-sur, especialmente de población venezolana y colombiana, es que nos enfocamos en este artículo a analizar las fronteras y tendencias migratorias en el Amazonas.

La región amazónica ha sido objeto de disputas territoriales, implicando un reto en la construcción de los Estados y sus relaciones de cooperación. Veremos que la zona amazónica no tiende a retener el grueso de migrantes, pero sí destaca la importancia del surgimiento de poblaciones transfronterizas a lo largo de los seis países que aquí destacamos: Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, aunque la región del Amazonas y sus procesos económicos, políticos y culturales son aún más amplios, involucrando a gran parte de América del Sur.

Esto supone no solamente la emergencia de comunidades transfronterizas que corresponden a la naturaleza de las lógicas de movilidad humana en los territorios amazónicos, sino que se evidencian también situaciones migratorias que cada vez están más en condiciones de tránsito hacia otros países, dentro de los cuales los efectos recientes de la diáspora venezolana han mostrado la gran transcendencia que tienen las redes de tránsito amazónico para la migración hacia destinos no amazónicos como Argentina, Chile y Uruguay (Urwicz, 2018).

En términos metodológicos, se realiza un estudio de caso enfocado en la evolución de la incidencia de los elementos de índole geográfico, político y económico, así como la identificación de tendencias respecto de las acciones revisadas. Por último, se procede a generar reflexiones sobre las dinámicas migratorias en la región amazónica, internas y externas, dando cuenta de la relevancia del transporte e infraestructura en estas movilidades transfronterizas.

En las migraciones sur-sur, mayoritarias hoy en América Latina, los mecanismos de expulsión (Sassen, 2015) presentes en un país corresponden principalmente a condiciones y situaciones de supervivencia, desastres naturales, guerras y epidemias, en las que migra de modo forzado parte de la fuerza de trabajo con orientación dirigida y marcada por la reproducción del capital dentro de estructuras políticas globales.

Estos movimientos implican perfiles plurales, pues hay distintos tipos de migrantes: refugiados, temporeros, de paso, de reagrupamiento familiar, inmigrantes establecidos, entre otros. Los objetivos también son variados: subsistencia económica individual, promoción social, reencuentro con el cónyuge o la familia. Ahora bien, no son solo los grupos más vulnerables los que se movilizan desde y hacia países del sur.

Una parte de estas migraciones es protagonizada por sujetos de estratos medios, con estudios técnicos y universitarios, así como con distintos niveles de capital cultural y social. Por ello, si bien la diversidad de sexo, estrato socioeconómico y etnia son propias de la movilidad sur-sur, tales características también inciden en los patrones que siguen sus trayectorias migratorias y concentración o dispersión espacial en los distintos barrios residenciales a los cuales tienen acceso en las ciudades de destino.

En el recorrido de los viajeros, en el tránsito de los caminantes como en el caso de muchos venezolanos hoy en día que se desplazan por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Brasil como países de tránsito o de residencia, o bien con movilidades circulares, la trayectoria migratoria se piensa y se concreta entre los motivos de la salida, el desarraigo que se empieza a vivir, los miedos y sueños de un futuro mejor, manifestándose el riesgo que cada uno, o cada familia, toma en el encuentro, expresada en los cuerpos, en el habla y en el modo de comportarse, en las tácticas y estrategias por seguir.

Se va así construyendo, experiencia tras experiencia, la biografía y la memoria familiar y colectiva. Por ‘país de tránsito’, entendemos el país por el que pasa una persona o grupo de personas, en cualquier viaje hacia el país de destino, o bien desde el país de destino hacia el país de origen o de residencia habitual. El concepto de tránsito entraña una noción de temporalidad. Sin embargo, para muchos migrantes, en particular los que migran de manera irregular, el viaje hacia el destino previsto puede durar meses o incluso años. Ello pone en entredicho la noción misma de tránsito y plantea la cuestión de cuánto debe durar la estancia para que el país de tránsito se considere país de destino (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2015).

Cuando los desplazamientos son masivos, como en los éxodos venezolano y colombiano durante la última década, se provocan escenarios críticos para la construcción de políticas migratorias en las sociedades de destino, cuyos gobiernos fluctúan entre implementar un modelo securitista o uno de gobernabilidad migratoria, tendiendo a desplazar al enfoque de derechos humanos. A lo largo del siglo xxi ha habido un mayor hermetismo fronterizo, implementándose sistemas de control más selectivos (Buzan et al., 1998).

Se ha fortalecido el aparato de vigilancia que asocia la migración a delincuencia y seguridad, traduciéndose en implementación de barreras físicas de acceso, la denominada “teichopolítica” (Rosière, 2011). Llegados a las sociedades receptoras, el posicionamiento que logren día a día los inmigrantes va a ir condicionando sus posibilidades de incorporación social y estabilidad en el ‘nuevo’ país, quedando excluidos, integrados o bien en una situación de vulnerabilidad.

Como señala Collier (2013), unos ganan y otros pierden, unos se lamentan mientras otros están agradecidos. Siempre habrá interés en mano de obra ‘más barata’, profundizando relaciones desiguales de producción y consumo. Así, aunque esta posición en la estructura laboral pueda generar ‘ganancias’ a muchos migrantes, los umbrales salariales a los que pueden acceder les impedirán a muchos materializar parte de su imaginario, como el acceso a vivienda propia y recuperar el estatus que tuvieron en sus lugares de procedencia, así como la ciudadanía (Balibar, 2013; Canales, 2015).

Expulsado el nacional y convertido en migrante, cualesquiera sean las rutas que este tome (por los Andes o por el Amazonas, en Suramérica), debe buscar el sustento dentro de la precarización de la vida propia de las circunstancias migratorias. Y en la sociedad de destino, las relaciones desiguales de poder suelen generar que un colectivo estereotipe y estigmatice a otro, protegiendo el estatus dominante de los “establecidos” frente a la sensación de amenaza de los “extraños” (Elias & Scotson, 2016), originando fenómenos velados o explícitos de discriminación como la xenofobia, el racismo y la aporofobia o el miedo y rechazo a los pobres (Cortina, 2017), lo que produce heridas identitarias (Goffman, 2006), tendiendo a crear medidas vulneradoras de derechos y situaciones de exclusión social.

En estas condiciones económicas y políticas entrecruzadas, surgen los imaginarios sociales locales como producción de creencias y representaciones colectivas, esto es, las imágenes construidas sobre los otros y nosotros, sobre lo conocido y desconocido, basadas en las subjetividades y contextos concretos en los que se expresa y recrea la experiencia del migrante.

Los migrantes se caracterizan por observar el entorno desde afuera, tratando de aprehender lo que perciben, pero sin manejar la misma pauta cultural que el grupo con el que interactúa. Se suman entonces a las ansiedades y peligros del viaje el tener que lidiar con aquellas construcciones imaginarias de la sociedad de destino, tanto sobre la comunidad nacional (Anderson, 2007) de origen a la que pertenece cada uno como sobre sus propios atributos personales.

La metodología utilizada para abordar este trabajo es un estudio de caso. Según Creswell y Poth (2018), el estudio de caso es una metodología en la cual el investigador explora un caso a lo largo del tiempo, mediante la recopilación de datos detallados y en profundidad que involucra múltiples fuentes de información. La presente investigación analiza el flujo migratorio en la región amazónica a lo largo del tiempo: comenzando con la época colonial y, posteriormente, dando cuenta de las principales tendencias contemporáneas. En cuanto a la recopilación de datos, se usaron diversas fuentes documentales históricas y recientes.

Un estudio de caso puede tener uno o múltiples casos (Yin, 2014), este trabajo se trata de un caso único: el flujo migratorio en la región amazónica. La selección de la región amazónica tiene que ver con elementos geográficos. La extensión del territorio, 6 000 000 de km2, y la cantidad de países que atraviesa (Encyclopaedia Britannica, 2021) hacen de la región amazónica un caso particular que requiere un estudio profundo.

Dadas las particularidades geográficas e históricas de la región, el análisis del flujo migratorio internacional de la Amazonía implica un aporte a la literatura académica sobre las migraciones transfronterizas en seis países. Teniendo en cuenta que los estudios de caso, incluso si son de un único caso, aportan a la comprensión de casos similares (Gerring, 2004), este texto no solo contribuye al análisis del flujo migratorio en la región amazónica, sino al estudio de los flujos migratorios transfronterizos en América del Sur.

Configuración de las migraciones amazónicas: entre las disputas territoriales y la inaccesibilidad territorial

Las diversas condiciones geográficas, como la difícil accesibilidad y la alta dependencia de las redes fluviales, han marcado a la región amazónica como un territorio históricamente difícil de poblar y controlar desde el orden estatal. Si bien otrora ha existido una puja colectiva entre los grandes poderes europeos que dominaron la región —españoles y portugueses— desde el siglo xv como resultado de la división generada por el Tratado de Tordesillas,1 acompañado de la presencia de colonos/bandeirantes y misiones jesuitas, este territorio mantuvo su condición de indefinición fronteriza posterior a las independencias latinoamericanas.

A partir de ello, uno de los principales elementos que podrían amenazar la supervivencia de las nuevas repúblicas suramericanas sería el control del territorio basado en la aplicación material del principio jurídico del uti possidetis,2 el cual sería un factor de vital importancia para algunos de los países involucrados. Así, el proceso de colonización y dominio del territorio sería un ejercicio de medición de las capacidades del Estado para poder controlar el territorio dentro de un entorno de incertidumbre política que, posteriormente, derivaría en un contexto que se genera de una condición de constante definición de identidad, pertenencia y realidad propia de las migraciones dentro de la región amazónica.

Dentro de la evolución del proceso histórico de las repúblicas suramericanas, el entorno amazónico ha sido objeto de disputa territorial y de iniciativa de dominio territorial, lo que, hasta el día de hoy, ha supuesto un reto directo para la construcción de cada uno de estos Estados. Sobre estos procesos, se pueden abordar tres criterios centrales de desarrollo histórico: delimitación fronteriza, importancia económica y naturaleza migratoria. En la primera categoría, la cuestión amazónica ha sido un rezago de los efectos políticos de dos procesos históricos de gran relevancia en la transformación del territorio durante el período colonial.

Dado esto, y los sucesivos efectos derivados de los diversos tratados y guerras sobre estos territorios, el primer elemento que inicia las condiciones que afectarían los entornos que surgieron en las guerras posteriores sería la expulsión de las misiones jesuitas de los territorios españoles de ultramar en 1767, y de las posesiones portuguesas en 1759.

A partir de esto, y la constante cuestión sobre la definición de los límites del control de cada uno de los imperios, no solamente influiría en la indeterminación de los territorios dentro de las regiones amazónicas entre el Imperio español y el Imperio portugués, sino también que las indefiniciones se mantuvieran en los territorios del Virreinato de la Nueva Granada, del Virreinato del Perú, de la Provincia de Quito, de la Provincia de Charcas y de la Capitanía General de Venezuela.

Posterior a estos acontecimientos, con la redacción del Tratado de San Ildefonso de 1777, las configuraciones territoriales previas a la Independencia se determinarían para el desarrollo de los diversos elementos de surgimiento político y militar acordes con los procesos de construcción nacional que sucedieron a lo largo del siglo xix.

Materializada la Independencia, ante la necesidad de establecer nuevos procesos de control territorial que irían de la mano con la consolidación de los Estados, la necesidad de delimitar las fronteras desembocaría en una multiplicidad de eventos marcados por guerras, negociaciones y tratados que conduciría a concluirse hasta finales del siglo xx. El proceso de delimitación fronteriza amazónica de las nuevas repúblicas se materializaría de diversas maneras.

En primer lugar, Brasil, caracterizado por los órdenes institucionales heredados de su sistema monárquico, ­conduciría al fortalecimiento de una supremacía eco-
nómica y política sobre la región, de la cual tuvo su principal expansión en la década de 1850. La provincia del Grão Pará (actualmente sería la unión geográfica de los Estados Amazonas, Pará, Amapá y Roraima) sería uno de los escenarios en los cuales el Imperio brasilero debió hacer frente a revueltas como la Cabanagem (1835-1840), contemporánea de otras rebeliones y asonadas de orden liberal dentro de este país (Bethell & Murilo, 1991).

Sin embargo, y teniendo en cuenta la amenaza de los intentos restauracionistas en el Grão Pará, junto a la constante influencia de poderes coloniales europeos como el Reino Unido y Francia, la expansión del dominio territorial por parte del Imperio de Brasil correspondía a una creciente amenaza sobre su unidad territorial, para la cual se destacaron acciones como la fundación de la ciudad de Manaos en 1848, así como también las aproximaciones diplomáticas mediante los tratados de delimitación fronteriza firmados con el Estado de Venezuela (1859), la República de Perú (1851) y el intento fallido de delimitar una frontera con la República de Nueva Granada —hoy Colombia— (1853).

A partir de lo anterior, a pesar de que la expansión brasilera en la Amazonía fue facilitada por elementos clave, como sus conexiones navales y fluviales sobre el río homónimo, junto con las crecientes migraciones que se asentarían sobre las riberas de los diversos ríos de la región, en concatenación con un esfuerzo diplomático soportado por un predominio militar regional y de un orden político estable, Brasil rara vez tuvo envolvimientos bélicos dentro de la definición de sus fronteras amazónicas.

No obstante, el panorama de las repúblicas andinas sobre la delimitación de sus fronteras amazónicas no sería igual de pacífico al de su contraparte brasilera. Estos procesos no solamente son resultado de la ambigüedad de la delimitación interna de los otrora territorios españoles de ultramar, sino también se desprenden de luchas internas de cada país sobre sus procesos de configuración política (ver figura 1). Dentro de estos elementos, se podrían clasificar las delimitaciones en tres escenarios: negociación diplomática, acuerdos forzosos y conflictos frontales.

Figura 1. Delimitación de las fronteras amazónicas

Por ejemplo, destacan como experiencias de negociación diplomática los casos de Venezuela y Colombia, pues, pese a no haber entrado en una confrontación directa por factores de dominación territorial, las aspiraciones de ambos países obedecían a mantener un control simultáneo sobre las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas y sus afluentes dentro de sus territorios. Así, y tomando en consideración esta realidad como hilo conductor del presente trabajo, la expansión de las colonizaciones y las migraciones sobre las riberas de los ríos supondrían un proceso clave para delimitar y ejercer soberanía sobre los territorios disputados.

A pesar de la existencia de sucesos de relativa irregularidad o rareza, como fue la efímera secesión del Gobierno Unido del Casanare (1830-1831), que buscaba adherirse a Venezuela tras la muerte de Simón Bolívar; o de la insurrección de Tomás Funes, que lo condujo a posicionarse a la fuerza como gobernador de facto del Territorio Federal Amazonas en 1913, el proceso de delimitación sería mayormente pacífico, y se materializa con el Tratado López de Mesa-Gil Borges de 1941, el cual se basó en los esfuerzos de delimitación previos definidos por el laudo arbitral español de 1891.

Dentro del mismo comportamiento, la delimitación de la frontera entre Brasil y Venezuela signada en 1859, y entre Brasil y Colombia, circunscrita en el Tratado Vásquez Cobo-Martins de 1907 y complementada en 1928 por el Tratado García Ortiz-Mangabeira (1928), tras las novedades territoriales derivadas de los convenios firmados con Ecuador y Perú, fueron procesos de negociación diplomática que no tuvieron sobresaltos militares pese a las pretensiones colombianas sobre los territorios demarcados por la confluencia de los ríos Amazonas y Caquetá (Japurá en Brasil).

Así mismo, dentro de la naturaleza de los acuerdos forzosos, existen casos marcados por momentos de relativa tensión y de eventual choque militar entre los diversos países amazónicos, tales como la delimitación entre Colombia con Ecuador y Perú, y el proceso entre Brasil, Bolivia y Perú. El primer caso, que, si bien hacía parte de la zona de indeterminación fronteriza entre los territorios de los ríos Napo y Caquetá, la cual era también pretendida por Perú y Ecuador ante la ambigüedad generada por la delimitación territorial definida en el tratado de límites signado entre Brasil y Perú en 1851, el proceso de delimitación fronteriza con ambos países tendría momentos de conflicto en la guerra colombo-ecuatoriana (1830-1832), en el conflicto de La Pedrera (1911) y en la guerra colombo-peruana (1932-1933), que fueron los principales procesos de negociación política, los cuales estarían marcados por un interés peruano de ceder pretensiones territoriales con la finalidad de evitar sumar un hipotético enemigo militar ante la creciente presión que ejercían las relaciones con Ecuador y Chile, desarticulando una alianza tácita entre Colombia y Ecuador (Basadre, 2005).

Muestra de lo anterior, y de la importancia geopolítica de construir alianzas entre las partes en disputa, sería el interés ecuatoriano y peruano de mantener condiciones de cordialidad y de entendimiento diplomático con Colombia a través de acuerdos como el Tratado Muñoz Vernaza-Suárez de 1916 con Ecuador y el Tratado Salomón-Lozano de 1922 con Perú, en los cuales ambos otorgan el reconocimiento a Colombia de ser el país soberano en los territorios entre los ríos Caquetá y Putumayo, así como también ser colindante con Brasil en la línea geodésica Apaporis-Tabatinga trazada en la Convención de Navegación y Comercio firmada entre Perú y Brasil en 1851, y, por consiguiente, materializar el acceso colombiano al río Amazonas.

A pesar de dicha voluntad, y ante el canje territorial materializado en el Trata­do Salomón-Lozano de 1922, el cual supuso el reconocimiento colombiano de los territorios sobre el margen derecho del río Putumayo hasta su corte con el río San Miguel, se desencadenaría la ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador en el mismo año, que no llegó a convertirse en un conflicto directo entre ambos países.

Por otra parte, el caso derivado del proceso entre Brasil, Bolivia y Perú se desprende de la indefinición territorial al sur del río Yavarí causada por la Convención de Navegación y Comercio suscrita entre Perú y Brasil en 1851, la cual nutriría las pretensiones territoriales de cada una de las partes basadas en referentes como el Tratado de San Ildefonso de 1777 o las jurisdicciones eclesiásticas.

Las condiciones que generaron los diferendos respectivos se caracterizaron por la ambigüedad territorial entre los ríos Yavarí, Yurúa, Purús, Acre, Madre de Dios y Madeira, dentro de la cual se cuestionaba por parte de Perú la posesión boliviana del territorio del Acre definida en el Tratado Muñoz-Netto de 1867 entre Bolivia y Brasil.

Todo esto, y teniendo en cuenta la situación marcada por la creciente colonización de seringueiros brasileros en esta región afectados por el desborde económico y demográfico causado por la fiebre del caucho, provocaría la sublevación del territorio del Acre y posterior adhesión a los Estados Unidos de Brasil, lo cual concluiría con la guerra del Acre (1899-1903), disputada entre Bolivia y Brasil como resultado del rechazo brasilero y peruano a la participación de la explotación norteamericana del caucho en esta zona.

Luego de estos sucesos, los que culminan con la anexión del territorio del Acre a Brasil a través del Tratado de Petrópolis de 1903, se influiría colateralmente en la configuración propia del Tratado Velarde-Río Branco de 1909 entre Perú y Brasil, y del posterior Tratado Polo-Bustamante de 1909 entre Perú y Bolivia tras un intento fallido de laudo arbitral proferido por Argentina.

Por último, dentro de la particularidad propia de los conflictos frontales de delimitación fronteriza en los entornos amazónicos, el caso más destacado ha sido el de la delimitación entre Ecuador y Perú. Si bien este conflicto se desprende desde los inicios del proceso independentista, la principal lucha entre ambos países giraría en torno a la posesión de los territorios de Jaén y Maynas como puente estratégico de acceso al río Amazonas, los cuales desembocaron en sucesivas guerras entre ambas naciones, como la guerra peruano-ecuatoriana (1859-1860) y la guerra de 1941, así como también en procesos de delimitación fronteriza fallidos, como el Convenio Espinoza-Bonifaz de 1887, el Convenio Tripartito de 1894 y el posterior laudo arbitral español de 1910.

Como consecuencia de la creciente importancia de la explotación fronteriza en el piedemonte amazónico ecuatoriano, la cual impulsó las pretensiones sobre los territorios en diferendo tras el dominio militar peruano desplegado en la guerra de 1941, se daría resolución al conflicto limítrofe en casi su totalidad con el Protocolo de Río de Janeiro del mismo año, aunque los efectos de sus fallos se percibirían todavía en los sucesos de 1983 en el conflicto del Falso Paquisha y en 1995 con la guerra del Cenepa.

Dentro del comportamiento de los siguientes criterios de evolución histórica de la cuestión amazónica, importancia económica y naturaleza migratoria, se entrelazan elementos que permiten hacer una lectura que, ante los efectos históricos de la evolución de la territorialidad de las fronteras amazónicas, condicionan directamente los intercambios comerciales y los flujos migratorios.

Sobre el comportamiento propio de los intercambios de bienes y personas, autores como Eichman (2014) mencionan las siguientes particularidades: “La inmigración internacional a la Amazonia ha sido históricamente muy ­significativa. El período reciente muestra cambios importantes en cuanto al origen de los inmigrantes. La mejora de los transportes y las comunicaciones puede llegar a ser importante en el resurgimiento de la movilidad poblacional entre los países vecinos”.

A partir de ello, los procesos históricos de bonanza económica percibidos en estos territorios han venido siendo acompañados de procesos migratorios que se mueven acorde con las economías que surgen a través de las diferentes épocas. El ejemplo más notorio lo otorga la experiencia de las bonanzas caucheras entre 1870 y 1914, las cuales no solamente significaron un incremento exponencial del nivel de ingresos de la población y los principales hacendados de las casas productoras de caucho, sino que también implicó un foco de atracción migratoria de personas provenientes de otras regiones de los países amazónicos, como también de otras nacionalidades, en búsqueda de conseguir riqueza.

De ahí el ejemplo de ciudades de gran florecimiento económico, como lo fueron Manaos, Belém do Pará, Iquitos, que experimentaron un crecimiento inusitado en el volumen de sus ingresos fiscales, en el flujo de bienes y personas, y en el número de residentes permanentes. No obstante, y es aquí lo que realmente influirá en el comportamiento transfronterizo de las migraciones en la Amazonía, la movilidad humana dentro de esta región depende de forma indispensable de la red fluvial.

No solamente es una cuestión directamente relacionada con el transporte de bienes y artículos de primera necesidad, sino también por su influencia en la fertilidad de los terrenos cultivables que pueden permitir un abastecimiento local modesto y condicionado por los cambios climáticos bruscos y las lluvias torrenciales.

Por ejemplo, Trejos Rosero (2015, p. 45) señala que los procesos migratorios dentro de la región amazónica corresponden a una realidad particular de esta región, en la cual “las distancias existentes entre ellas y los ‘centros políticos y de producción’, ubicados en el interior del país, y sus características geográficas por la predominancia de zonas selváticas y de difícil acceso con poca o nula infraestructura vial y de servicios” son elementos que dificultan el asentamiento masivo.

Así mismo, por estas situaciones, junto con la alta dependencia de los medios fluviales para el transporte y el abastecimiento de los territorios más remotos de esta región, el proceso migratorio estaría limitado a los entornos de fácil acceso a los medios que les permitan su supervivencia y residencia exitosa, sin que ello suponga que esto no suceda en entornos transfronterizos.

Por ejemplo, Ramírez (2006, p. 15) enuncia sobre el caso de la frontera trifinia entre Brasil, Colombia y Perú: “Personas de ambos países traspasan a diario la línea limítrofe por su recorrido de la vivienda al trabajo, en busca de bienes y servicios según las disponibilidades locales o lo que resulte más conveniente adquirir en uno u otro lado, más aún cuando al menos el 40 % de la población de Leticia, Tabatinga y Santa Rosa tienen triple nacionalidad: colombiana, brasileña y peruana”.

Dadas esta particular historia y características geopolíticas del Amazonas, se torna relevante el concepto de transfronteralidad para su análisis. De acuerdo con Marta Sánchez López (2014, pp. 33-40), el concepto de transfronteralidad se puede entender como un elemento de localización enmarcado en la perspectiva de Agnes Heller sobre la vida cotidiana, que es resultado de una articulación de los elementos que condicionan la existencia individual y social, junto con la reproducción de la vida en este entorno circunstancial.

Igualmente, precisa que la transfronteralidad es un suceso de la globalización, en el que expone: “[…] los espacios fronterizos y transfronterizos entre países se han vuelto difusos, dinámicos, flexibles, desdibujados, ahistóricos y atemporales, lo cual da motivo para reconceptualizar los procesos identitarios que allí se gestan, por las especificidades y necesidades de las personas que conviven y se desarrollan en estos espacios territoriales” (Sánchez López, 2014, p. 39).

Migraciones contemporáneas en la Amazonía: perfiles de las diásporas colombiana y venezolana

Ahora bien, es importante también enunciar que diversas iniciativas de intercone­xión territorial desarrolladas a lo largo del siglo xx han alterado las lógicas de transporte dentro de la región, junto con otros procesos que han aumentado durante los últimos años, como el incremento de las conexiones aéreas regionales y la creciente deforestación, que ha abierto la accesibilidad a más formas de transporte dentro de la Amazonía y, por consiguiente, ha modificado los flujos propios de la migración dentro de la región.

Dentro de los mencionados, se destacan los proyectos de las carreteras BR-163, BR-174 y BR-230 en Brasil, así como también la Carretera Marginal de la Selva desarrollada por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia a través de la coordinación de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (iirsa), los cuales han generado nuevas formas de transporte transversal en la región. Por ejemplo, de acuerdo con Eichman (2014), con la presencia de una carretera como la BR-174, que conecta Manaos con Venezuela, al igual que con los efectos demográficos de estas obras, se puede establecer lo siguiente:

Desde la década de los setenta, las Unidades de la Federación de Pará, Mato Grosso y Rondonia fueron las que recibieron el grueso de los migrantes en la Amazonia Legal, ya que existían políticas públicas que incentivaban la colonización y la intensificación del uso de la tierra. Más recientemente, han surgido nuevas áreas de atracción poblacional (“corredores pobladores”). Entre 1991 y 2000, Amapá tuvo el mayor crecimiento de población extranjera (108 %), especialmente en la frontera con Guyana y Pará, así como con la uf Amazónica, con un 77 % de crecimiento. También destaca Roraima, especialmente en la frontera con Venezuela y en la carretera BR-174 […] En cuanto a la migración interna, durante el mismo período, solo seis capitales de Estado tuvieron un crecimiento poblacional promedio anual superior al 3 %, y 5 de ellas son parte de la región amazónica, a saber: Manaus, Macapá, Rio Branco, Boa Vista y Palmas, este último debido a la creación de la Unidad de Federación de Tocatins durante ese período.

De igual manera, dentro de la lectura promovida por Dourojeanni (2017), se instauran los siguientes elementos sobre el proyecto desarrollado por la Carretera Marginal de la Selva:

[…] La iirsa es un ambicioso paquete de obras inicialmente patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (bid) y la Corporación Andina de Fomento (caf) que, ahora, depende de la Unión de Naciones Suramericana (Unasur) y promueve una serie de ejes de integración de transporte, energía y comunicaciones […] Belaúnde fue un decidido propulsor de la integración sudamericana a través de la navegación fluvial combinada con ­carreteras. Propuso la unión de las cuencas del río Orinoco, el Amazonas y Paraná, y en sus discursos nunca faltó la mención de unir a todas las naciones latinoamericanas para desarrollar así economías más fuertes.

La ciudad de Manaos experimentó un crecimiento poblacional considerable desde 1957 gracias al proyecto de la Zona Franca de Manaos. La Zona Franca de Manaos atraería migrantes de otros lugares de Brasil, al igual que de los países fronterizos (Araújo Silva, 2009). A partir de lo anterior, el comportamiento reciente de las migraciones se ha caracterizado por la misma naturaleza endorreica de los movimientos migratorios a nivel regional.

Conforme con lo definido en la tabla 1, no solamente se evidencia el gran número de migrantes en cada uno de los países que hacen parte de la región amazónica, sino también representa la clara presencia sostenida e importante en la tendencia de intercambio fronterizo entre los países mencionados.

Tabla 1. Desagregado de migrantes de países amazónicos por nacionalidad y entidad territorial de destino

Bolivia

Brasil

Colombia

Ecuador

Perú

Venezuela

Bolivia

28 045

3236

1093

12 317

7294

Departamento de Beni

1517

94

13

265

120

Departamento de Pando

2140

16

0

234

35

Departamento de Santa Cruz

16 128

2128

480

3637

2788

Brasil

52 184

9211

2325

20 194

253 495

Estado Federal de Acre

41

9

0

71

6

Estado Federal de Amapá

0

0

4

0

6

Estado Federal de Amazonas

84

3334

0

3323

798

Estado Federal de Maranhao

5

8

0

16

25

Estado Federal de Mato Grosso

13

0

0

0

1

Estado Federal de Pará

18

139

35

34

243

Estado Federal de Rondonia

172

0

0

128

103

Estado Federal de Roraima

15

654

0

625

7052

Estado Federal de Tocantins

2

0

5

2

3

Colombia

874

2496

15 212

5391

1 771 237

Departamento de Amazonas

5

339

8

498

993

Departamento de Caquetá

4

14

182

10

677

Departamento de Guainía

0

32

38

1

6419

Departamento de Guaviare

0

19

17

3

373

Departamento de Putumayo

9

7

1924

51

3458

Departamento de Vaupés

0

57

12

0

76

Ecuador

1504

2612

191 537

13 492

354 538

Sin desagregado territorial (provincias de Sucumbíos, Napo, Orellana, Pastaza,
Morona Santiago y Zamora Chinchipe)

Perú

17 986

10 510

9057

8171

859 659

Departamento de Amazonas

10

11

4

47

36

Departamento de Loreto

76

377

394

46

59

Departamento de Madre de Dios

121

172

30

20

17

Departamento de San Martín

47

61

124

157

166

Departamento de Ucayali

228

156

100

26

83

Venezuela

1926

5902

886 088

36 215

46 044

Estado de Amazonas

14

143

3166

1787

41

Estado de Bolívar

148

2186

14 639

560

3302

Fuente: elaboración de los autores basada en información del inei (2018), dane (2018), ine (2011, 2012), ibge (2010) e inec (2010), complementada y estimada a partir de datos de las Naciones Unidas (2020).

Sin embargo, con el avance de las diversas lógicas de tensión y negociación en la definición de las fronteras, las condiciones de interacción de las principales ciudades en la cuenca del Amazonas han correspondido a nuevas formas de dominio del territorio mediante la expansión de dichas capacidades del Estado para proveer servicios y sostener acciones. Así mismo, debido a la situación geopolítica del río Amazonas, cuya navegabilidad exterior depende de atravesar el tramo brasilero del río para llegar al océano Atlántico, es posible mencionar que las migraciones se han caracterizado por dos condiciones inherentes a la realidad de la región: el uso de la migración-río y la transfronteralidad.

Por una parte, se entiende la migración-río como aquel proceso de movilidad humana que se asienta conforme a las riberas de los ríos, ya sea por un motivo directamente relacionado con la disposición de recursos hídricos y terrenos cultivables, como también por su proximidad a un medio de acceso fluvial que permita interconectar las nuevas locaciones de los asentamientos en espacios de fácil tránsito hacia otros destinos.

Dentro del entorno de las migraciones amazónicas, en concordancia con las revisiones previas sobre la importancia de los bandeirantes portugueses en la colonización de los diversos territorios mencionados, presentan una importancia inapelable los ríos como elementos indispensables para la supervivencia de las nuevas ciudades que se irían construyendo a lo largo de la cuenca del Amazonas.

Entonces, es importante resaltar que la configuración de las relaciones de las ciudades y comunidades humanas que se ubican dentro de esta zona geográfica depende directamente de la lógica misma del río. Por lo tanto, es evidente indicar que las condiciones geográficas de las migraciones están inmersas en un contexto de transfronteralidad.

Ahora bien, es esencial mencionar que los flujos migratorios en la región amazónica han sido principalmente intrarregionales, en los que las nacionalidades suramericanas han hecho parte del grueso de los flujos migratorios en la región (ver tabla 1). Sin embargo, con el ánimo de comprender la situación contemporánea de las migraciones amazónicas, se tomarán dos de las principales diásporas identificadas en la región, principalmente dentro de los procesos migratorios hacia la Amazonía Legal brasileña como región mayoritaria por extensión y por confluencia fluvial: las migraciones colombianas y las venezolanas.

Las migraciones colombianas en Brasil, especialmente dentro de la región amazónica, han correspondido con tendencias de movimiento de colonización fluvial, junto con un escenario de intercambio compartido entre Colombia y Brasil dentro de lo que se comprende como un entorno de transfronteralidad, en el que hay una identidad de la cotidianidad en las situaciones de tránsito entre ambos países.

Según Polo et al. (2018), “[…] si bien no representa una proporción mayoritaria del total de colombianos en Brasil, demuestra ser la tercera zona con mayor concentración de connacionales en ese país […] La mayoría de colombianos que han migrado a esta zona se encuentran localizados en el municipio de Tabatinga, ciudad brasileña contigua a la ciudad colombiana de Leticia” (p. 128).

En adición a lo enunciado, y conforme con los aportes realizados por Eichman (2014), se ha mostrado una contribución de la diáspora colombiana en los flujos migratorios percibidos en la ribera de los ríos Vaupés (Uaupés), Caquetá (Japurá), Putumayo (Içá), Guainía (Negro) e Isana (Içana). Esta proximidad geográfica se ha instrumentalizado desde el orden diplomático, en el que se han ejecutado acciones en el marco de espacios de confluencia como el Tratado de Cooperación Amazónica (tca) y la Comisión de Vecindad e Integración Colombia-Brasil.

En concordancia con esta tendencia, Trejos Rosero (2015) puede complementar el postulado de las condiciones puntuales de la migración-río y la transfronteralidad como un caso particular de la Amazonía, en el que los migrantes colombianos se nutren y aprovechan de la vecindad con Brasil por las siguientes razones: “Las distancias existentes entre ellas y los ‘centros políticos y de producción’, ubicados en el interior del país, y sus características geográficas por la predominancia de zonas selváticas y de difícil acceso con poca o nula infraestructura vial y de servicios” (p. 45).

Por otro lado, un análisis particular merece la situación actual de la migración venezolana hacia Brasil. En 2016 vivían en Brasil unos 943 venezolanos, hacia finales de 2020 había unos 264 000 residiendo o solicitando residir en Brasil (dapfgv, 2020). Las causas del éxodo venezolano están relacionadas con la crisis económica, social, política, de derechos humanos y de seguridad que atraviesa ese país (Aliaga et al., 2022).

Según el Observatório das Migrações em São Paulo (2020), buena parte de los migrantes venezolanos residentes en Brasil está en los Estados de la llamada Amazonía Legal, es decir, en nueve Estados: Rondonia, Acre, Amazonas, Roraima, Pará, Amapá, Tocantins, Mato Grosso y Maranhão (ibge, 2021). De los 138 580 venezolanos con presencia activa en el Registro Nacional Migratorio brasilero entre 2000 y 2019, más del 70 % vivía en la Amazonía Legal, particularmente en Roraima. En este último Estado se concentraba el 60 % del total de venezolanos en Brasil (Observatório das Migrações em São Paulo, 2020). Los municipios roraimenses con mayor presencia venezolana son Boa Vista y Pacaraima (fgv-dapp, 2020).

Los venezolanos que ingresan a Brasil se enfrentan a múltiples problemas. En primer lugar, el país vive una crisis económica y social profunda (Jiménez, 2021). Además de problemas económicos y sanitarios derivados de la pandemia, los venezolanos en Brasil deben enfrentarse a una institucionalidad que, aunque cuenta con múltiples fórmulas jurídicas para legalizar su estadía y que ha demostrado disposición en recibirlos, no ha podido responder a las demandas de regularización de todos los inmigrantes (Acosta & Madrid, 2020).

Según los comportamientos presentados en las cifras previamente expuestas, a pesar de que el grueso de las poblaciones de migrantes en los territorios amazónicos de cada país demuestra que, en efecto, las zonas amazónicas no son de una atracción migratoria plena para retener el grueso de migrantes, sí grafica la importancia del surgimiento de poblaciones y comunidades transfronterizas a lo largo de cada caso presentado.

Así mismo, y en consonancia con los postulados teóricos previamente expuestos, no solamente se evidencia una realidad directamente imbuida en situaciones que cada vez están más en condiciones de tránsito hacia otros países, dentro de los cuales los efectos recientes de la diáspora venezolana han mostrado la gran importancia de las redes de tránsito amazónico para la migración hacia destinos no amazónicos como lo son Argentina, Chile y Uruguay, sino que las emergencias derivadas de este proceso migratorio pueden influir directamente en situaciones atípicas dentro de las formas de interacción internacional en la Amazonía.

El establecimiento de campamentos de refugiados, la pauperización y la creciente xenofobia no solamente ­complejizan los asuntos derivados de esta realidad social marcada por la alta vulnerabilidad en la protección de los derechos de los migrantes, sino que suponen nuevos retos de gobernabilidad que, dentro de la inexpugnable lejanía y de los parajes remotos de esta región, requieren más que nunca la presencia de un control efectivo del orden legal y estatal en el marco de la armonía, los derechos humanos y la cooperación internacional.

Conclusiones

Del siglo xvi hasta comienzos del xix, los imperios español y portugués establecieron diversas estrategias para explorar, conquistar y explotar la región amazónica, implicando tanto la conquista militar como la implantación de colonos y misioneros religiosos en la región. Sin embargo, debido a indefiniciones propias del Tratado de Tordesillas, varios de los territorios amazónicos terminaron siendo objeto de disputa entre las potencias ibéricas.

Luego, tras la independencia de la mayor parte de los países de Suramérica, los nacientes Estados suramericanos precisaron delimitar sus fronteras en la región. La fundación de ciudades, la diplomacia, la guerra, pero también las bonanzas económicas, permitieron que los Estados de la zona pudiesen demarcar sus fronteras, poblar el territorio y ejercer soberanía.

A pesar del ejercicio de soberanía de los Estados de la región ­amazónica, las migraciones internacionales son una constancia en la región. El uso de la migración-río y la transfronteralidad han permitido la existencia de movimientos migratorios transnacionales, la mayoría intrarregionales. Dos ejemplos de ellos son las migraciones venezolana y colombiana hacia Brasil durante los siglos xx y xxi.

Las movilidades en el Amazonas se han caracterizado durante las últimas décadas por el mismo carácter interno de los movimientos migratorios a nivel regional, sur-sur. Hay un gran número de migrantes en cada uno de los países que hacen parte de la zona amazónica (que supera ampliamente la triple frontera de Brasil, Colombia y Perú), y una presencia sostenida e importante en la tendencia de interacción e intercambios fronterizos entre los países.

En la región amazónica se entrelazan elementos que permiten hacer una lectura que, ante la evolución de la territorialidad de las fronteras locales, condiciona directamente los contactos entre residentes y migrantes, así como los intercambios comerciales. La movilidad humana dentro de esta zona depende sustancialmente de la red fluvial. No solamente es un asunto directamente relacionado con el transporte de bienes y artículos de primera necesidad, sino que también incide en la fertilidad de los terrenos cultivables que pueden permitir el abastecimiento local, lo cual está condicionado por repentinos cambios climáticos y lluvias torrenciales.

Junto a las características geográficas por la predominancia de áreas selváticas y el complejo acceso por la todavía precaria infraestructura vial y de ­servicios, los procesos migratorios en la región amazónica implican una realidad histórica ­particular, en la cual las ­distancias ­existentes entre sus localidades y los centros ­políticos y económicos ubicados tanto en el ­interior como en el exterior de cada país son elementos que dificultan el asentamiento masivo, lo que tiende a generar migraciones circulares y de tránsito, aunque también asentamientos fronterizos, que requieren seguir siendo estudiados, como es el caso hoy en día de la migración venezolana hacia Brasil, y particularmente a diversos municipios en el Estado de Roraima.

Así como la mejora de las condiciones sociales y económicas de migrantes y nativos de la región amazónica es urgente, como ha sostenido la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2013), también la protección del ambiente es vital para mitigar los impactos del cambio climático (Cepal, 2008). Futuros estudios deberán analizar la protección del medio ambiente y sus vínculos con los grupos indígenas y migrantes, al igual que con el ejercicio de la soberanía estatal en la región.

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*Investigador y docente de la Universidad del Rosario, la Universidad Santo Tomás y la Universidad Nacional Abierta y a Distancia - unad (Bogotá, Colombia). Correo electrónico: spoloa92@gmail.com. orcid: https://orcid.org/0000-0003-2950-6710

**Docente-investigador de la Universidad de Chile (Chile). Correo electrónico: ngissi@uchile.cl. orcid: https://orcid.org/0000-0001-5059-7691

***Investigador de la Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia). Correo electrónico: angelo.florez@urosario.edu.co. orcid: https://orcid.org/0000-0002-5048-6833

1Tratado firmado entre España y Portugal en 1494 mediante el cual ambas coronas establecieron una línea fronteriza de demarcación en el océano Atlántico. Por medio de este tratado, Portugal clamó posesión sobre Brasil y ciertos territorios de África, mientras que España lo hizo en buena parte del Sur y Centroamérica.

2Principio jurídico de derecho internacional que proviene del derecho romano. Literalmente significa “Como poseéis de acuerdo con el derecho, así poseeréis”. En el caso latinoamericano, luego de la Independencia, gran parte de los líderes de las independencias claman aplicar este principio, conservando entre las nuevas repúblicas las fronteras establecidas por España y Portugal en el Tratado de Tordesillas.